Por Yommer Abreu Macías
II Frente, Santiago de Cuba, 15 oct.— Vivir en el campo y ser campesina más que una virtud, es una tradición de mujeres que habitan en zonas rurales y que prefieren mantener su estancia en condiciones naturales y así compartir su labor con la familia y hacer producir la tierra.
II Frente, Santiago de Cuba, 15 oct.— Vivir en el campo y ser campesina más que una virtud, es una tradición de mujeres que habitan en zonas rurales y que prefieren mantener su estancia en condiciones naturales y así compartir su labor con la familia y hacer producir la tierra.
Mujeres con estirpes de marianas como
las que hay en el Municipio santiaguero II Frente, que con su ternura de
mujer cubana, que con su sonrisa, hacen de esta proeza una labor más de
sus tareas cotidianas, sin temerle a los trabajos forzosos que brinda
la vida cuyas diferencias a las de la ciudad es que con sus manos hacen
florecer las
plantaciones y así cooperar con su labor a la producción de alimentos
para beneficio de su familia, como lo expresan obreras de la Cooperativa
de producción Agrícola (CPA) 11 de Marzo, ubicada en la localidad de
Tumba 7 donde son trabajadoras eficientes.
"Aquí se siembra, se cultiva, se atiende a la crianza que uno tiene, llegamos aquí a las 7 de la mañana, nos vamos para el campo con el machete, el azadón, la canasta, esta es una tarea a las cuales ya estamos acostumbradas y además nos gusta lo que hacemos, aquí trabajamos la tierra, cultivamos productos, recogemos café, pero eso no es todo, luego de la jornada laboral entonces atendemos a la familia a los hijos, al esposo. Así somos las mujeres que vivimos en zonas rurales", dijo Elpidia Hechavarría Leyva una obrera de la CPA 11de Marzo.
"Yo no le tengo miedo al trabajo, lo mismo surco para sembrar plátano, café, que me pongo la canasta y voy para el cafetal, y hago todo para que mi cooperativa cumpla con los planes previsto y así me siento realizada como mujer cubana, pero que vive en el campo, orgullosa de ser mujer rural", reflexionaba Elpidia.
Ella con su afán de llevar su ternura danfo su aporte a la producción de alimentos, y a la economía del país, es digna mujer revolucionaria con la estirpe de Celia, Haydee, Vilma y Mariana.
El reconocimiento a estas mujeres de campo de este territorio montañoso se realizó en la Cooperativa de producción agrícola 11 de Marzo, y desde donde se les envió el reconocimiento a las más de 400 mujeres de zonas rurales de este territorio montañoso, que con su tesón y virtud comparten las labores con los hombres haciendo producir la tierra.
"Aquí se siembra, se cultiva, se atiende a la crianza que uno tiene, llegamos aquí a las 7 de la mañana, nos vamos para el campo con el machete, el azadón, la canasta, esta es una tarea a las cuales ya estamos acostumbradas y además nos gusta lo que hacemos, aquí trabajamos la tierra, cultivamos productos, recogemos café, pero eso no es todo, luego de la jornada laboral entonces atendemos a la familia a los hijos, al esposo. Así somos las mujeres que vivimos en zonas rurales", dijo Elpidia Hechavarría Leyva una obrera de la CPA 11de Marzo.
"Yo no le tengo miedo al trabajo, lo mismo surco para sembrar plátano, café, que me pongo la canasta y voy para el cafetal, y hago todo para que mi cooperativa cumpla con los planes previsto y así me siento realizada como mujer cubana, pero que vive en el campo, orgullosa de ser mujer rural", reflexionaba Elpidia.
Ella con su afán de llevar su ternura danfo su aporte a la producción de alimentos, y a la economía del país, es digna mujer revolucionaria con la estirpe de Celia, Haydee, Vilma y Mariana.
El reconocimiento a estas mujeres de campo de este territorio montañoso se realizó en la Cooperativa de producción agrícola 11 de Marzo, y desde donde se les envió el reconocimiento a las más de 400 mujeres de zonas rurales de este territorio montañoso, que con su tesón y virtud comparten las labores con los hombres haciendo producir la tierra.
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