Por Armando Fernández Martí
En 1695, el fraile español Luis Alfonso Carvallo dijo: "La naturaleza está muy cansada". Si eso fue entonces, que diría hoy 320 años después. Imaginémoslo
Santiago de Cuba, 27 jun.— Y no vayan a pensar que lo dicho anteriormente, por drástico que sea, está muy lejos de lo que realmente sucede en el mundo con el medio ambiente, un mundo que está siendo asesinado por los modelos de vida que llevan los hombres, sobre todo ese quince por ciento de los habitantes del planeta que viven en los países ricos y que arrastran hacia el suicidio al otro 85 por ciento de la humanidad, que se asienta en las naciones pobres.
En 1695, el fraile español Luis Alfonso Carvallo dijo: "La naturaleza está muy cansada". Si eso fue entonces, que diría hoy 320 años después. Imaginémoslo
Santiago de Cuba, 27 jun.— Y no vayan a pensar que lo dicho anteriormente, por drástico que sea, está muy lejos de lo que realmente sucede en el mundo con el medio ambiente, un mundo que está siendo asesinado por los modelos de vida que llevan los hombres, sobre todo ese quince por ciento de los habitantes del planeta que viven en los países ricos y que arrastran hacia el suicidio al otro 85 por ciento de la humanidad, que se asienta en las naciones pobres.
Entre esos problemas, la desertificación es uno de los más graves, ya que por ejemplo, en gran parte de los países del Mundo, la tierra va desapareciendo y la arena va ganando terreno, al extremo de que un día podríamos despertarnos durmiendo sobre ella.
Hoy en día un tercio de las tierras del planeta, unos mil 900 millones de hectáreas, están afectadas por la desertificación resultante de diversos factores, entre ellos, las variaciones climáticas y la búsqueda de máximos beneficios a corto plazo de la agricultura intensiva, con el elevado consumo de agua causante, de la erosión, la fuerte mecanización y la utilización creciente de productos agroquímicos, ya que mientras más se degrada la tierra más fertilizantes y pesticidas requiere para los cultivos.
Una señal de aviso de lo que podría afrontar la humanidad en el futuro fue lo sucedido entre 1964 y 1968 en varias regiones de África, que fueron asoladas por intensas sequías, provocando la muerte de más de 200 mil personas y millones de animales.
En la lucha contra la desertificación Cuba es un ejemplo, ya que de las 15 provincias del país, once están afectadas por la degradación de las tierras, pero varios programas previstos y que ya se aplican, han logrado recuperar una buena parte de esas tierras debido a la reforestación, la utilización de fertilizantes naturales, la recuperación de las cuencas hidrográficas y otras, que arrojan resultados satisfactorios.
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