Por María Antonia Medina Téllez
Santiago de Cuba, 29 dic.— Frente a los cambios climáticos y sus efectos para la acuicultura, en la provincia de Santiago de Cuba fomentan acciones para proteger el medio ambiente y promover una rama pesquera y acuícola que sea sostenible y competitiva.
Santiago de Cuba, 29 dic.— Frente a los cambios climáticos y sus efectos para la acuicultura, en la provincia de Santiago de Cuba fomentan acciones para proteger el medio ambiente y promover una rama pesquera y acuícola que sea sostenible y competitiva.
Las intensas sequias restringen el
volumen de agua en las presas, lo cual limita la capacidad productiva,
debido a ello directivos y especialistas de la Pesca en el territorio
(PESCASAN) aplican medidas para preservar este patrimonio y el sector
rural acuícola-pesquero.
PESCASAN explota 49 micropresas, 17 embalses y otros estanques de esta provincia y de Guantánamo. En ambos casos se encaminan acciones que contribuyen a disminuir la presión sobre los recursos pesqueros y su impacto, y de hecho el efecto positivo sobre el medioambiente
Lemay Labrada, director de Operaciones e Industria en la entidad, explicó que cumplen disposiciones para cuidar la flora y la fauna, renovar áreas acuáticas, conservar la biodiversidad y otras intervenciones que apoyan el desarrollo sostenible y calidad de vida en zonas aledañas a las presas.
Obreros y habitantes de esos lugares conocen que es necesario proteger y reponer el patrimonio natural, primero para propiciar hábitats seguros y evitar agudos períodos sin lluvias, y segundo por ser modo de vida y fuente de empleo de un alto porcentaje de la población.
Alberto Clavijo, director de PESCASAN, afirmó que logran crear un interés entre esas poblaciones con un enfoque medioambientalista, lo cual permite reducir huellas negativas sobre esos espacios de agua, evitar su degradación y cumplir con la legislación medioambiental cubana.
Ante los desafíos para mitigar las consecuencias del cambio climático establecieron programas para la formación de pescadores, uso de artes más selectivas y de bajo impacto ambiental, y un fiel mapeo de la actividad e intensidad de pesca, según la capacidad y uso de los embalses.
La bióloga Lena Pérez se refirió al manejo de la salud de los peces, regulado en normas del país, y precisó que por eso quienes dirigen centros acuícolas garantizan el cumplimiento de tareas para la prevención, control o tratamiento de enfermedades que aseguran la calidad del producto.
Aunque la pesca está basada en la explotación de un recurso renovable, se le sumó la industria transformadora y conservera en las áreas de captura, por lo cual es importante cumplir con la protección del entorno.
Más del 60 por ciento de las unidades de PESCASAN tienen centros de eviscerado de productos pesqueros, venta, conservación, procesamiento y sanidad, de ahí la necesidad de cumplir lo establecido.
Además, los estudios realizados por la entidad demostraron que las personas de esta región tienen conocimiento sobre la utilidad de las especies que existen en los embalses y el mercado.
PESCASAN explota 49 micropresas, 17 embalses y otros estanques de esta provincia y de Guantánamo. En ambos casos se encaminan acciones que contribuyen a disminuir la presión sobre los recursos pesqueros y su impacto, y de hecho el efecto positivo sobre el medioambiente
Lemay Labrada, director de Operaciones e Industria en la entidad, explicó que cumplen disposiciones para cuidar la flora y la fauna, renovar áreas acuáticas, conservar la biodiversidad y otras intervenciones que apoyan el desarrollo sostenible y calidad de vida en zonas aledañas a las presas.
Obreros y habitantes de esos lugares conocen que es necesario proteger y reponer el patrimonio natural, primero para propiciar hábitats seguros y evitar agudos períodos sin lluvias, y segundo por ser modo de vida y fuente de empleo de un alto porcentaje de la población.
Alberto Clavijo, director de PESCASAN, afirmó que logran crear un interés entre esas poblaciones con un enfoque medioambientalista, lo cual permite reducir huellas negativas sobre esos espacios de agua, evitar su degradación y cumplir con la legislación medioambiental cubana.
Ante los desafíos para mitigar las consecuencias del cambio climático establecieron programas para la formación de pescadores, uso de artes más selectivas y de bajo impacto ambiental, y un fiel mapeo de la actividad e intensidad de pesca, según la capacidad y uso de los embalses.
La bióloga Lena Pérez se refirió al manejo de la salud de los peces, regulado en normas del país, y precisó que por eso quienes dirigen centros acuícolas garantizan el cumplimiento de tareas para la prevención, control o tratamiento de enfermedades que aseguran la calidad del producto.
Aunque la pesca está basada en la explotación de un recurso renovable, se le sumó la industria transformadora y conservera en las áreas de captura, por lo cual es importante cumplir con la protección del entorno.
Más del 60 por ciento de las unidades de PESCASAN tienen centros de eviscerado de productos pesqueros, venta, conservación, procesamiento y sanidad, de ahí la necesidad de cumplir lo establecido.
Además, los estudios realizados por la entidad demostraron que las personas de esta región tienen conocimiento sobre la utilidad de las especies que existen en los embalses y el mercado.
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