Por Karina Sotomayor Otero
Santiago de Cuba, 7 oct.— Decir que vuelve el son a Santiago de Cuba, por la cercanía del Matamoroson, es ignorar toda una herencia ancestral de notables maestros e imperecederas composiciones, todos hijos de esta región oriental.
Santiago de Cuba, 7 oct.— Decir que vuelve el son a Santiago de Cuba, por la cercanía del Matamoroson, es ignorar toda una herencia ancestral de notables maestros e imperecederas composiciones, todos hijos de esta región oriental.
La nueva edición del Festival del Son es
prácticamente un hecho en esta ciudad, pero si analizamos cada paisaje
cultural, por solo escoger los fines de semana, en las diferentes
instituciones culturales del territorio, más allá del mérito, podemos
afirmar que Santiago es trovador y sonero por excelencia.
Entonces un Festival de este tipo aquí, sería más bien una suerte de protocolo de un hábito que invade parques, plazas y salones sin tener la presión de un programa, prima solo la inspiración y el talento. Los piquetes soneros animan el ambiente citadino en cualquier horario del día, los dúos y tríos ocasionales se pueden hallar en cualquier esquina de nuestros barrios y el Salón del Son tiene una programación habitual que fortalece la vida cultural nocturna de esta ciudad. Esto es, sin mencionar la solidez de instalaciones como el Salón de los Grandes, otros centros nocturnos y los espacios al aire libre.
Aún así vale destacar los bríos que siempre trae un festejo de este tipo. Se habla de reverencias a maestros de maestros como Miguel Matamoros, Benny Moré, Juan Formell y Adalberto Álvarez. Seguramente también se discursará sobre la prosperidad muchas veces cuestionada, de la música popular bailable y se entonarán aquellos clásicos que no pueden faltar en el repertorio de todo cantante que se respete.
Varias agrupaciones serán homenajeadas, entre ellas, Estrella de la Charanga, Los Astros, La Ley, Felipe y su Son y Sonora la Calle y también sería oportuno conversar sobre la interacción de las agrupaciones del patio con sus homólogas del centro y occidente del país; la trascendencia y contenido de las nuevas composiciones que inundan
el imaginario de las noveles generaciones de consumidores y sobre la fortaleza de muchas agrupaciones que solo buscan el camino de lo comercial y olvidan nombres y legados.
El Matamoroson ya está entre nosotros. Del 15 al 19 de este mes se verá a Adalberto y sus orquestas seguidoras en Santiago de Cuba. El público santiaguero y su proyección en cada espacio que propicie el Festival, serán cruciales para el éxito del programa. Esperemos por ser espectadores del disfrute de cada pieza en el tarareo y la cintura de nuestros bailadores, ese es en fin, el mejor espectáculo.
Entonces un Festival de este tipo aquí, sería más bien una suerte de protocolo de un hábito que invade parques, plazas y salones sin tener la presión de un programa, prima solo la inspiración y el talento. Los piquetes soneros animan el ambiente citadino en cualquier horario del día, los dúos y tríos ocasionales se pueden hallar en cualquier esquina de nuestros barrios y el Salón del Son tiene una programación habitual que fortalece la vida cultural nocturna de esta ciudad. Esto es, sin mencionar la solidez de instalaciones como el Salón de los Grandes, otros centros nocturnos y los espacios al aire libre.
Aún así vale destacar los bríos que siempre trae un festejo de este tipo. Se habla de reverencias a maestros de maestros como Miguel Matamoros, Benny Moré, Juan Formell y Adalberto Álvarez. Seguramente también se discursará sobre la prosperidad muchas veces cuestionada, de la música popular bailable y se entonarán aquellos clásicos que no pueden faltar en el repertorio de todo cantante que se respete.
Varias agrupaciones serán homenajeadas, entre ellas, Estrella de la Charanga, Los Astros, La Ley, Felipe y su Son y Sonora la Calle y también sería oportuno conversar sobre la interacción de las agrupaciones del patio con sus homólogas del centro y occidente del país; la trascendencia y contenido de las nuevas composiciones que inundan
el imaginario de las noveles generaciones de consumidores y sobre la fortaleza de muchas agrupaciones que solo buscan el camino de lo comercial y olvidan nombres y legados.
El Matamoroson ya está entre nosotros. Del 15 al 19 de este mes se verá a Adalberto y sus orquestas seguidoras en Santiago de Cuba. El público santiaguero y su proyección en cada espacio que propicie el Festival, serán cruciales para el éxito del programa. Esperemos por ser espectadores del disfrute de cada pieza en el tarareo y la cintura de nuestros bailadores, ese es en fin, el mejor espectáculo.
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