Por Margarita Piedra Cesar
Santiago de Cuba, 24 dic.— Un pasaje poco conocido de nuestra historia más reciente es que el 24 de diciembre de 1958, aún en medio de la compleja situación de guerra que existía en el país y sobre todo en el territorio oriental, el Comandante en Jefe Fidel Castro, líder de la Revolución, tuvo un momento de intimidad familiar al visitar a su madre Doña Lina Ruz, a la cual hacía años que no veía.
En su más reciente libro “La Contraofensiva Estratégica”, en el día correspondiente al miércoles 24 de diciembre de 1958 Fidel narra: “El día de Nochebuena, acompañado por Celia y varios combatientes, visité a mi madre en Birán. Luego fui a Marcané y de ahí reemprendí el camino de regreso. En el recorrido hicimos un alto en Mangos de Baraguá, lugar de la histórica protesta de Antonio Maceo”.
El día antes, 23 de diciembre, el Ejército Rebelde bajo la dirección del Comandante en Jefe Fidel Castro, había iniciado el ataque a la ciudad de Palma Soriano, considerada la retaguardia de Santiago de Cuba por encontrarse sólo a 40 kilómetros de la capital oriental.
Palma Soriano y Maffo eran las dos únicas posiciones que le quedaban a la dictadura en el tramo de la Carretera Central entre Santiago y Bayamo, ya que a partir del 30 de noviembre habían sido liberadas Guisa, Jiguaní, Baire, Contramaestre, El Cobre y San Luis, mientras que por el Este, es decir por la vía de Guantánamo, eran libres también Alto Songo, La Maya y El Cristo.
El 22 de diciembre en el lugar conocido por El Tamarindo, cercano a Palma Soriano, se había reunido el mando revolucionario integrado por el Comandante en Jefe Fidel Castro y los jefes del Segundo y Tercer Frentes, Comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, para ultimar el plan de la toma de Palma Soriano y las acciones posteriores para el asedio a Santiago de Cuba, la plaza militar más importante de la dictadura, en el interior de la Isla.
Ya a estas alturas el triunfo popular era irreversible y la patria toda se encontraba a las puertas de la nueva alborada del Primero de Enero de 1959.
Santiago de Cuba, 24 dic.— Un pasaje poco conocido de nuestra historia más reciente es que el 24 de diciembre de 1958, aún en medio de la compleja situación de guerra que existía en el país y sobre todo en el territorio oriental, el Comandante en Jefe Fidel Castro, líder de la Revolución, tuvo un momento de intimidad familiar al visitar a su madre Doña Lina Ruz, a la cual hacía años que no veía.
En su más reciente libro “La Contraofensiva Estratégica”, en el día correspondiente al miércoles 24 de diciembre de 1958 Fidel narra: “El día de Nochebuena, acompañado por Celia y varios combatientes, visité a mi madre en Birán. Luego fui a Marcané y de ahí reemprendí el camino de regreso. En el recorrido hicimos un alto en Mangos de Baraguá, lugar de la histórica protesta de Antonio Maceo”.
El día antes, 23 de diciembre, el Ejército Rebelde bajo la dirección del Comandante en Jefe Fidel Castro, había iniciado el ataque a la ciudad de Palma Soriano, considerada la retaguardia de Santiago de Cuba por encontrarse sólo a 40 kilómetros de la capital oriental.
Palma Soriano y Maffo eran las dos únicas posiciones que le quedaban a la dictadura en el tramo de la Carretera Central entre Santiago y Bayamo, ya que a partir del 30 de noviembre habían sido liberadas Guisa, Jiguaní, Baire, Contramaestre, El Cobre y San Luis, mientras que por el Este, es decir por la vía de Guantánamo, eran libres también Alto Songo, La Maya y El Cristo.
El 22 de diciembre en el lugar conocido por El Tamarindo, cercano a Palma Soriano, se había reunido el mando revolucionario integrado por el Comandante en Jefe Fidel Castro y los jefes del Segundo y Tercer Frentes, Comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, para ultimar el plan de la toma de Palma Soriano y las acciones posteriores para el asedio a Santiago de Cuba, la plaza militar más importante de la dictadura, en el interior de la Isla.
Ya a estas alturas el triunfo popular era irreversible y la patria toda se encontraba a las puertas de la nueva alborada del Primero de Enero de 1959.
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