Plaza de la revolución
viernes, 29 de noviembre de 2013
Incrementan las producciones de dulces finos y galletas en Santiago de Cuba
Por Brita Garcia Alberteris
Ya somos más de 500 000 personas conviviendo en la ciudad de Santiago de Cuba. Pero, lo que no confirma el último Censo de Población y Vivienda realizado en este territorio, es que los santiagueros consumen 110 mil dulces por día. Las imágenes en los mostradores tientan al paladar. Sus habitantes reclaman las tortas o dulces finos como el pan de cada día.
Sin embargo, tanta demanda no sería posible sin la creación de nuevos expendios, y sin el incremento de las producciones de estas delicias. El dobo, el pan de gloria, las piezas yemadas y el cake al licor sobresalen entre las ofertas líderes. Las cajas, opciones a gusto del consumidor, promueven la estética, y el sello de lo santiaguero.
Hoy tenemos 15 puntos de venta donde se expenden 70 mil dulces diariamente, expresa Otto Martín Garrvín, Director Comercial Empresa Alimentaria. Y se amplió el diapasón en el resto de los municipios que tienen una y Palma Soriano con dos, en ellas se venden hoy 40 mil dulces.
En cuanto el tema de la galleta de sal hace seis años se producían tres toneladas, una y media destinada al punto de venta de Garzón que era el único, explica Martín Garrvín. Expresa además que hoy se hacen 14 toneladas y de ellas la población consume 10.
Es la Vía Central uno de los sitios fieles a la elaboración cotidiana de 12 mil unidades de dulces, el 45 por ciento de lo que se hacía en toda la provincia hasta mayo de 2009. Hoy inició la venta de un nuevo producto: el dobo, con dos variedades con ajonjolí una y con maní la otra.
Los santiagueros podemos ir a cualquier dulcería y encontrar variedades con calidad, comenta Oracio Castillo. Y su sobrino Leonel Labrada lo apoya. Él dice que en la Vía Central hace cinco años no se encontraban tanta diversidad, ahora hay cuña de espuma, pastel de aro y brazo gitano.
Otra oferta de apego a los clientes es el Panqué. Más de 7000 unidades se elaboran cada día en Santiago de Cuba. Sin embargo, durante más de 20 años, su fábrica estuvo paralizada, hasta que en julio de 2009, comenzó a funcionar incrementando por año sus ventas.
Hace ya unos cuantos años en la ciudad no se veía el expendio de este producto, ahora los santiagueros tenemos una nueva oferta disponible al gusto para consumirlo porque el panque tiene diversidad en los precios y los tipos, expresa Maritza Aviagues mientras compra la opción que cuesta 10 pesos.
Pero para sostener tanta repostería se requieren también plazas fijas y hombres madrugadores, como los de la panadería-dulcería el Sol, que en plena calle Enramadas, buscan un espacio para sus carros móviles.
Dicen que ningún visitante se va de Santiago sin degustar una de estas delicias; los expendios son cómplices de la tentación, los maestros de repostería promueven hoy el sabor; sus habitantes, lo reclaman porque se acostumbraron a la abundancia del merengue, a lo esponjoso de una masa en almíbar, al pastel de hoja o al ajonjolí.
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