Autor : Eduardo Palomares Calderón
Para
los caficultores del municipio santiaguero del Segundo Frente, tercer
mayor productor del grano en Cuba después de Maisí y Tercer Frente, el
programa integral de recuperación cafetalera constituye una prioridad,
en la cual estratégicamente intercalan cultivos varios, frutales y
árboles maderables.
Al igual que en los restantes macizos del
país, durante el llamado periodo especial sus cafetales quedaron
abandonados, envejecieron las plantaciones, prácticamente desapareció el
suministro de insumos y herramientas, y parte de las mejores tierras se
dedicaron a la siembra de viandas y a la crianza de animales.
Debido
a estas y otras negligencias, el territorio con potencialidades para
alcanzar el millón de latas del cerezo, vio descender los rendimientos,
que el pasado año solo proporcionaron 252 mil latas, y en el actual
apenas permiten estimar unas 180 mil, unido igualmente a la insuficiente
producción de alimentos.
El programa integral de recuperación cafetalera constituye una prioridad para los productores del Segundo Frente.
Como
principal renglón económico, el café es la vida en estas montañas, de
ahí que para revertir la situación desde hace dos años se acometa con el
máximo rigor tecnológico, un proyecto que progresivamente llegará a
aportar 700 mil latas en el año 2016.
Leticia Martínez Jiménez,
primera secretaria del Partido en el municipio, señala que el proyecto
abarca 3 260 hectáreas en producción y 780 en desarrollo y se trata de
una respuesta concreta al impulso de este cultivo, planteado en el
Lineamiento 194, de la Política Económica y Social aprobada en el Sexto
Congreso del Partido.
Incentivados por los resultados que ya se
aprecian en las 1 177 hectáreas que, conjuntamente con la aplicación del
pluricultivo, fueron renovadas, rehabilitadas o sembradas de café entre
el 2010 y el 2011, la mayoría de las restantes áreas quedarán
transformadas en los próximos dos años.
ALGO MÁS QUE CAFÉ
Cualquiera
de los caminos que conducen a las ocho Unidades Básicas de Producción
Cooperativa (UBPC), las 300 fincas atendidas por 1 276 campesinos, los
590 usufructuarios acogidos al Decreto-Ley 259, o a las granjas de las
FAR y el MININT, permiten apreciar los cambios que tienen lugar en todas
las estructuras productivas.
"Estamos cumpliendo rigurosamente
con la cultura caficultora, y a la vez perfeccionando el intercalamiento
de significativos cultivos, que tradicionalmente aplicaba el campesino
con óptimos resultados en esta serranía", expresa Enrique Bueno Mengana,
especialista de la Empresa Agropecuaria y Forestal Sierra Cristal.
"Todo
esto da más trabajo, pero se revierte en más café —enfatiza—, porque
donde arrancamos plantaciones con 30 o 40 años y sembramos posturas,
sellamos los espacios vacíos, podamos para eliminar el follaje viejo y
hacer brotar nuevas ramas, y mejoramos el suelo; estamos rejuveneciendo
el cafetal.
"No menos importante —destaca—, es que junto a las 4
416 matas de café que lleva cada hectárea, se integran 232 de plátano, 2
500 de malanga, 648 de piña, 117 frutales de alto porte como zapote
(mamey), tamarindo, mango, guayaba, marañón, aguacate, etc; nueve de
cedro, 84 de piñón florido y 400 surcos de ñame, que aportan comida y
sombra.
"Así erradicamos igualmente los conucos en las lomas y su
negativo impacto medioambiental —refiere Bueno—, pues cuando se surcan
las faldas de las montañas las fuertes lluvias arrastran la capa
vegetal, y llega el momento en que también arrastran la caliza y por
consiguiente se contamina el suelo con sustrato de calcio".
CON LAS PROPIAS FUERZAS
Poco
más arriba del histórico poblado de Soledad de Mayarí, la UBPC La Juba
salta a la vista como ejemplo del acertado programa. De las 22 mil latas
de café que produjo en 1999, este año no pasará de las 5 500, pero
nadie duda de que a partir del próximo comenzará su despegue productivo.
"Aquí
se perdió el rigor en la atención a los cafetales —reconoce el jefe de
producción, Alcibíades Betancourt Serrano—, pero eso se acabó, y la
mejor muestra del trabajo que estamos desarrollando son esas matas, que
con apenas dos años y bajo la sequía están cargadas de café, así como el
desarrollo que llevan las viandas y los frutales".
Una situación
peor llegaron a presentar unos kilómetros más adelante, en Concepción,
dos UBPC que por el deterioro económico y productivo fueron
desintegradas. Sin embargo, asumidas por el Ministerio del Interior con
el propio personal que tenían emplantillado, hoy reflejan un panorama
diferente.
"Esto llegó a convertirse en un yerbal a pleno sol
—afirma su administrador, Carlos Legrá Pileta—, porque no había atención
a la fuerza ni organización en el trabajo, de ahí que bastó el cambio
de método y de mentalidad, para renovar todo el café y garantizar con el
pluricultivo la producción de alimentos y la sombra necesaria".
Alentador
resulta que motivados por estos cambios, poco a poco vayan sumándose
jóvenes al tradicional cultivo, las estructuras productivas estén
recibiendo insumos y que, después del millón 200 mil posturas sembradas
el pasado año, en el actual prevén un millón 500 mil.
Respecto a
la producción de alimentos, todos coinciden en los beneficios que
reportará al municipio, carente de fértiles valles y sistemas de
regadío, poder cultivar viandas, granos y frutas en áreas cafetaleras
que, aunque en secano, comprenden los mejores suelos de la serranía y un
adecuado grado de humedad.
Justo es reconocer, que paralelo a la
recuperación cafetalera se ejecuta la actual cosecha, cuyo deprimido
volumen impone el estricto control de la maduración, la recogida de
hasta el último grano, el pago oportuno a los productores, y el
enfrentamiento al desvío de café.
"Todo está organizado —asegura
la dirigente partidista Leticia Martínez—, ningún grano se pierde en las
lomas, y de las matas el café va directo al proceso beneficiador, para
lograr la eficiencia que debe caracterizar a las buenas cosechas, que
sin duda alguna volverán a estas históricas montañas".
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