Autor : Israel Hernández Planas
Era muy cuestionable y en gran medida inexplicable el que Santiago de Cuba, territorio agrícola, dejara a medio llenar los platos de miles de santiagueros durante casi tres décadas.
Con que pesar los agricultores observaban las importaciones de viandas, granos y hortalizas de provincias vecinas o más allá del oriente cubano. Durante cuánto tiempo tuvieron que conformarse los de esta tierra con la variedad llamada plátano burro porque el convencional plátano, llamado en algunas regiones macho, desapareció de nuestros surcos, como mismo desapareció el ñame y otras tantas exquisiteces agrícolas.
Por suerte y para beneplácito de los santiagueros hablar de este tema es algo del pasado que cuan pesadilla no queremos recordar.
Hincar pies y manos en la tierra agradecida no hizo menos que revertir todo el panorama inanimado que sufrían varios territorios santiagueros. Hoy la realidad hace que las producciones de viandas, granos y hortalizas disparen la flecha de la productividad en sitios como Laguna Blanca, el principal polo agroalimentario con que cuenta la provincia de Santiago de Cuba.
La cifra de 65 mil toneladas de alimentos alcanzada por primera vez en estos dominios ubicados en el municipio de Contramaestre, es ejemplo de todo cuanto se ha logrado dada la nueva estrategia de producción y comercialización que experimenta la agricultura santiaguera.
Las 4 620 hectáreas del polo alimentario se encuentran hoy en pleno apogeo productivo de viandas, granos y hortalizas, llegando a ser verdadero orgullo la cosecha de especies como el maíz, tan necesario en la sustitución de importaciones. Tanto es el accionar de los agricultores que ya se piensa y se roturan terrenos para la siembra de especies nuevas como el ñame papa en busca de ver como se dan cultivos de esta clase, pensando a mediano plazo en comprobar si es un clima idóneo para sembrar papás, vianda que hoy el país adquiere sus semillas a alto costo.
El aprovechamiento óptimo y eficiente de cada uno de los recursos existentes y el cambio de mentalidad han hecho que donde antes hubo desmotivación laboral hoy haya sólo deseos de que amanezca para volver a los surcos.
Con tal panorama no puede menos este sitio que mantener el ritmo productivo e ir incrementando los niveles de acopio de viandas hasta lograr satisfacer la demanda santiaguera, algo que aún no se logra.
No retroceder en la organización y que el campesino y el obrero agrícola sigan viendo sus ganancias engrosarse con la obtención de cada quintal de viandas y otros productos, es la clave para lograr abarrotar cada mercado de Santiago de Cuba.
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