Santiago de Cuba,10 oct.— Tres veces al año se reúnen los antiguos maestros normalistas en el que fuera su centro docente, hoy escuela pedagógica Floro Regino Pérez Díaz. Se encuentran así varias generaciones, incluso estas hermanas.
Una de ellas, Ivia Fernández Pera, maestra normalista jubilada dijo con una sonrisa en los labios, que año tras año tiene que venir a encontrarse con los que todavía están con vida.
Les dan la bienvenida las nuevas generaciones y el primer homenaje es para Frank País, el alumno y revolucionario. También se recuerda a Pepito Tey, a la maestra Camila Enriquez Ureña y especialmente a Eloina y a Vitelio, dos jóvenes que compartiendo el aula encontraron el amor y su legado trasciende los encumbrados diccionarios escolares y el Centro de Lingüística Aplicada. Llega ante todo por su familia de 8 varones nacidos en cinco partos.
Los hijos recordaron a sus progenitores. Raúl contó que recuerda las sobremesas de hasta a veces dos horas, donde se hablaban de muchos temas y en ocasiones cuando habían apagones cómo la madre, buena narradora oral, se dedicaba a contarles cuentos, lo que catalizó para todos una imaginación fecunda del pensamiento y la escritura.
Leonel expresó que al preguntarle a sus padres de donde sacaban los conocimientos ellos siempre decían que tuvieron maestros estelares que se los inculcaron. Vitelio hijo, por su parte, cursó precisamente estudios en esta escuela siguiendo el la herencia de los progenitores.
La popular escuela, desde su terraza que se abre al mar, ha sido y aspira a ser formadora de la familia cubana, honra a su sello de monumento nacional.
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