Por Bárbara Aroche Cuadro
Santiago de Cuba, 24 jun.— La familia constituye la célula fundamental de la sociedad por ello es importante, asumir el encargo de la contribución que se puede y debe hacer en cuanto a la educación en valores de niños y jóvenes, puesto que la familia es el eslabón primario de la socialización .
Existen otras organizaciones en la sociedad que contribuyen al sustento de los valores, sobre todo en niños y los más jóvenes o inexpertos por la edad. Igualmente los centros y niveles de enseñanzas, junto a su personal docente, tienen su papel protagónico en lo que a educación en valores se refiere.
Solo se logrará afianzar la defensa de la identidad nacional, la conservación del patrimonio cultural y la capacidad para apreciar los logros que la sociedad cubana ha alcanzado en estos últimos años, con niños, niñas y jóvenes, mejores preparados espiritualmente.
En las comunidades y barrios, tienen las organizaciones de masas como la FMC, los CDR, la ACRC, también su espacio para influir en los jóvenes. Desde estas estructuras y con su ejemplo, se tributa también a la formación de la juventud y sin dudas esto contribuirá a que más tarde se proyecten en la sociedad cubana de manera correctamente.
La educación en valores en nuestra sociedad, es la oportunidad de que los jóvenes, niños y niñas asuman actitudes responsables, siendo personas más dignas, educadas y humanas siempre con el objetivo de que serán fieles cuidadores del medio donde han recibido la educación e instrucción que hoy poseen.
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