Por José Raúl Castillo Argüelles
Santiago de Cuba, 18 feb.— Un sólido trabajo del abridor zurdo Carlos Teller a lo largo de ocho entradas completas diluyó las posibilidades de la ofensiva cubana que, pese a sumar once imparables en el choque (dos más que sus adversarios), apenas pudo anotar tres veces por lo que el escopetero nicaragüense resultó pieza clave en el triunfo alcanzado este domingo por las estrellas de la Liga Salvadoreña de Béisbol (LSB) sobre nuestra selección nacional con pizarra de 6 carreras por 3; desenlace que impidió la barrida y puso una nota sombría al saldo de la tropa comandada por Eduardo Paret en esta incursión centroamericana.
Cuba fue primera en anotar tras un primer tercio de juego sin carreras al combinar en la parte alta del cuarto episodio doblete de Orlando Acebey, sencillo impulsor de Yurién Vizcaíno y otro cohete remolcador refrendado por Alexander Ayala.
Esa ventaja no pudo ser preservada por la dupla Alberto Bicet-Pablo Guillén quienes soportaron entre ambos un racimo de cinco carreras salvadoreñas en la parte baja de la quinta entrada, desbalance que resultó decisivo para el resultado final.
Tras pelotazo a José Contreras y sacrificio que lo adelantó a la intermedia vino un sencillo de Jason Flores que colocó hombres en las esquinas, en esa situación Eliézer Castillo consiguió el empate 2-2 con oportuno doblete y momentos después Edgardo Bruzual agregó una más con imparable; la siega local se hizo mayor luego que el relevista Guillén admitiera par de tubeyes consecutivos suscritos por Ricardo Marcano y Wilfredo Petit, este último activó dos veces la caja registradora.
Cuba logró su postrer descuento en la sexta entrada apoyado en par de errores y un boleto mientras que los salvadoreños clavaron la puntilla en el cierre de ese propio capítulo por estacazo de cuatro esquinas que refrendó Jesús Martínez.
El zurdo Teller (1-0) declaró una vez finalizado el juego que su receta dominante consistió en el inteligente cambio de velocidad de los pitcheos y en colocarse siempre delante en el conteo. Su saldo fue de ocho episodios, tres carreras, una sucia, ocho imparables, par de boletos concedidos y tres ponches propinados.
El juego lo perdió Alberto Bicet (0-1).
La defensa cubana jugó sin errores y fue la mejor expresión de nuestra nómina. La ofensiva –ante un pitcheo que dista mucho de la excelencia- disparó 41 jits en tres partidos, a razón de 13,6 por encuentro a lo que sumó un total de 23 carreras anotadas para un promedio de 8,6 por juego. El pitcheo de nuestra selección mostró una fragilidad inesperada después de haber sido la mejor baza en Panamá, pues recibió castigo de 28 indiscutibles para media de aproximadamente diez por encuentro y admitir 16 carreras, casi seis por choque.
Pese a ganar la Copa Internacional Laboratorios Suizos de la Amistad 2-1, es obvio que el resultado dista de ser satisfactorio pues se consiguió ante una liga beisbolera sin predicamento alguno; lo que viene a sumarse a otro desempeño poco convincente en la reciente Serie del Caribe, disputada en Panamá, donde la escuadra llegó agónicamente a la final -favorecida por un triunfo mexicano- y luego cedió ante el plantel local.
Estas notas despacibles despiertan las alarmas pues es claro que para un resultado halagüeño en los Juegos Panamericanos de Lima 2019 hace falta un desempeño muy superior a lo mostrado hasta ahora.
No paso por alto que la nómina llevada a El Salvador diferirá notablemente de la que registraremos en la cita peruana pero aún así los test recientes de nuestro béisbol promueven sin dudas alguna intranquilidad.
Los cuatro meses y algo más que nos separan de la cita continental demandan de un serio esfuerzo para armar el rompecabezas adecuadamente pues si en Toronto 2015 alcanzamos el bronce pienso que en las condiciones actuales llegar al podio resultará aún más difícil.
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