Por Kenia Tabares Robles
Santiago de Cuba, 19 sep.— A lo largo del Caribe, las Repúblicas de Cuba, Haití y Dominicana constituyen un corredor biológico para la conectividad entre paisajes, ecosistemas y hábitats naturales que aseguran los procesos ecológicos y el mantenimiento de la diversidad biológica.
Estos tres países, hace 11 años, crearon una alianza dirigida a la participación y capacitación de comunidades pilotos, en el conocimiento, gestión y uso sostenible de los recursos agrícolas y la conservación de la biodiversidad. Nació el proyecto Corredor Biologico del Caribe (CBC).
En Santiago de Cuba se escogió la comunidad Verraco, del Consejo Popular Sigua, para implementar este programa y ayudar a muchas personas a desarrollar nuevas opciones de vida que generan beneficios con equidad.
La MSc. Mayelín Silot Leyva, Especialista en Educación Medioambiental del Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (BIOECO), explicó que, se escoge la comunidad Verraco porque está localizada en la Reserva de la Biosfera Baconao y en la zona de amortiguamiento de la Reserva Natural El Retiro, tales condiciones suman que es el punto más cercano de Santiago de Cuba con la República de Haití.
En esta iniciativa trinacional de lucha contra la pobreza, la desigualdad y por la participación social, se realizó un inventario de lo que comparten las tres islas, y se entrenó a comunitarios en temas y técnicas de cómo trabajar en colectivo y aprovechar los recursos naturales para que las personas se beneficien y no dañen el medio ambiente.
Silot Leyva detalló además que, entre las acciones de capacitación estuvieron talleres, conferencias y actividades prácticas. Se trataron temas como el control cultural de plagas, el número de especies nativas, porcentaje de área tratada con materia orgánica y la reducción del impacto al entorno natural por la extracción de recursos naturales.
El incremento de la producción, ingresos económicos, contribución de la agricultura familiar a la seguridad alimentaria en la comunidad Verraco, fueron otros de los temas tratados a solicitud de los propios campesinos.
Seis familias trabajaron intensamente junto a los especialistas de BIOECO, en las parcelas y microviveros creados por el proyecto. En sus patios se desarrollaba poco a poco la agroecología.
El ingeniero agrónomo Giraldo Acosta Alcolea, investigador agregado de BIOECO tiene un rol importante dentro del CBC, en esa comunidad.
Allí impartió cursos de Agroecología. Refiere el experto que gracias a las acciones de capacitación y al interés de los comunitarios, hoy en las parcelas se usan plantas con efectos repelentes, elaboran productos biológicos utilizando como materia prima los propios cultivos para el manejo agroecológico de plagas.
Comenta además Acosta Alcolea que, la rotación de cultivos, el uso de variedades tolerantes a la sequía, el manejo de fechas de siembras, la asociación de cultivos, labranza mínima y la producción de compost evidencian cuan sostenibles son las acciones del proyecto.
En Verraco, parecía imposible lograr cultivos como el maní, la cebolla o el ajonjolí, por citar algunos ejemplos, sin embargo; hoy son una realidad. Las familias se sustentan, tienen una fuente de ingresos económicos, ayudan a la comunidad y se sirven de la naturaleza, porque saben cómo conservarla y protegerla.
Las experiencias de Verraco fueron igualmente replicadas en las Repubicas Dominicana y Haiti.
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