Por Claudia González Catalán
Santiago de Cuba, 19 sep.— Cuba estudia hoy un nuevo Proyecto de Constitución. En cada barrio, en cada empresa, en cada escuela, se pregunta, se propone, se dialoga. Los derechos civiles, las regulaciones de ciudadanía, las formas de propiedad y las cuestiones económicas
se registran hoy como algunos de los temas más debatidos en la consulta popular del proyecto constitucional, que ya inscribe un nuevo hito en la historia jurídica, política y social de Cuba.
La octava Carta Magna de nuestra historia se elabora con el concurso de todo el pueblo y basada en los principios de la tradición constitucionalista que comenzó a fraguar la nación desde los campos de batalla.
Pocos meses después del estallido en La Demajagua, se reunía la alta oficialidad mambisa, para sentar las bases jurídicas del independentismo. Todos los habitantes de la República de Cuba en Armas, quedaban declarados enteramente libres por aquel texto radical y trascendente.
La segunda Ley de Leyes nació en Baraguá, al calor de la Protesta de 1878. Le seguiría la Constitución de Jimaguayú, un texto redactado para el contexto bélico, por lo que otorgaba mayor autonomía al mando militar.
Dos años después, la Constitución de la Yaya reemplazaría aquel cuerpo legal por otro más detallado que, sin embargo, quebrantó la unidad de la cruzada mambisa.
La ocupación estadounidense se aseguró en 1901 con una nueva Carta Magna, recordada fundamentalmente por su apéndice, la Enmienda Platt.
Solo en 1940 se aprobó otro texto constitucional, de carácter progresista que, varias veces reformado, estuvo vigente hasta 1976, cuando la primera Ley de Leyes de la Revolución en el poder, configuró la institucionalidad y el carácter socialista del nuevo Estado.
El próximo 24 de febrero, toda Cuba está convocada a refrendar la octava Constitución del país, heredera de los preceptos seculares de soberanía y unidad, enarbolados desde Guáimaro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario