Por Kenia Tabares Robles
Santiago de Cuba, 1 sep.— El devenir de la ciudad en sus 503 años tiene historias para contar. La villa que en sus inicios era sencilla, poco a poco agregó prestancia a su fisonomía producto del quehacer de experimentados arquitectos y maestros de obra. Hoy Santiago de Cuba cuenta con más de dos mil edificios categorizados como bienes patrimoniales y 23 áreas monumentales, entre las que destaca el Centro Histórico Urbano.
Alrededor de la otrora Plaza de Armas, actualmente Parque Céspedes, se edificaron construcciones de gran significado a escala urbana, a criterio de los especialistas en la materia. Cada uno tiene un recuerdo imperecedero y el Ayuntamiento santiaguero es uno de los símbolos de la ciudad.
Su historia se remonta a 1516, cuando el adelantado Diego Velázquez decide la creación del Cabildo en la incipiente séptima villa de Cuba. En el rustico inmueble, además de la gobernación, radicaron la cárcel y otras dependencias del Estado, según refiere Aida Liliana Morales Tejera, especialista de la Oficina del Conservador de la Ciudad (OCC).
A causa de incendios y terremotos, el edificio fue reestructurado en varias ocasiones durante los dos siglos siguientes, y es en 1788 que se le agrega un segundo nivel.
Morales Tejera comenta en una de sus investigaciones, que al comenzar la segunda mitad del siglo XX la residencia de la municipalidad de la oriental urbe tenía una imagen y diseño poco adecuados para sus funciones.
Para la nueva presentación del Palacio Municipal se convocó en 1951 un concurso, cuyo proyecto ganador estuvo a cargo del Dr. Francisco Prat Puig, junto a los arquitectos Eduardo Canas Abril y Raúl Arcia Monzón, quienes representaban a la Comisión Pro-Monumentos, Edificios y Lugares Históricos y Artísticos de Santiago de Cuba.
Es así como arcos y columnas pétreas embellecen el portal de su entrada principal. Tres balcones volados y una torre mirador imprimen equilibrio y majestuosidad al edificio, cuyos valores históricos, arquitectónicos y culturales dotan de belleza al Anillo Cero de la ciudad.
En el Ayuntamiento, cada 31 de diciembre desde 1901, se celebra la Ceremonia a la Bandera, una centenaria tradición que presagia el curso del nuevo año según el acervo popular.
Nuevamente, el inmueble entra a la historia el primero de enero de 1959 cuando desde el balcón central, Fidel anuncia el triunfo de la Revolución, y más tarde en 1984 otorga a la ciudad el título honorífico “Ciudad Héroe de la República de Cuba” y la Orden “Antonio Maceo Grajales”. Ambas condecoraciones se ubican en la fachada principal, testigo de acontecimientos trascendentales en el devenir de la nación.
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