San Luis, Santiago de Cuba, 6 jul.— La inocuidad de los alimentos es la garantía que tienen los mismos de no causar daño a los que los preparan o consumen.
Para comer alimentos sin riesgos a la salud, deben cumplirse un grupo de medidas y condiciones durante la producción, almacenamiento y distribución de estos para asegurar que una vez ingeridos, no representen riesgo para la salud.
Que accedamos a alimentos inocuos es responsabilidad conjunta del Gobierno, la industria y nuestra como consumidores, pues somos el eslabón final de la cadena, y tenemos la responsabilidad de velar porque la preparación de lo que comemos, sea óptima.
Cuántas veces vemos con impunidad el traslado de alimentos listos para consumir en transportes no apropiados, o al llegar a un centro comercial, el mismo dependiente que vende, cobra, o permitimos que se nos vendan frutas, viandas y vegetales expuestos al sol y al calor?
Todas estas irregularidades atentan contra la inocuidad de lo que ingerimos.
Mantener la limpieza, separar los alimentos crudos y cocinados, elaborarlos completamente, conservarlos a temperaturas seguras y usar aguas y materias primas inocuas, son medidas que no deben violarse si se tiene en cuenta que el acceso a una alimentación nutricionalmente adecuada y sana, es un derecho individual básico.
La inocuidad es un atributo básico de cualquier alimento y es un derecho de los consumidores, recogido en el plan de desarrollo económico social de nuestro país, hasta el año 2030.
La salud deviene derecho de todos, no se trata solo de curar sino de prevenir; y en ello una sana alimentación es fundamental, por lo cual la inocuidad de los alimentos resulta una responsabilidad de todos.
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