Santiago de Cuba, 27 jun.— El 27 de junio de 1958 tropas del Ejército Rebelde inician la primera batalla de Santo Domingo, localidad situada en las inmediaciones de La Plata donde se había establecido la comandancia general insurgente, para enfrentar la poderosa ofensiva de
verano con la cual el régimen batistiano pretendía aniquilar a Fidel y sus seguidores que en esos momentos apenas rebasaban los 200 combatientes de la zona.
El 19 de junio, después de vencer la resistencia de dos escuadras rebeldes emboscadas en el camino, dos batallones del ejército de la dictadura, al mando del sanguinario coronel Sánchez Mosquera, lograron penetrar en Santo Domingo y establecer allí su campamento con el propósito de atacar a la jefatura del mando rebelde en La Plata, donde también se encontraban el hospital y Radio Rebelde.
A pesar de la diferencia en el número de combatientes 200 contra 600, las tropas rebeldes de la Columna Uno mantuvieron el asedio contra Santo Domingo, arreciando los ataques a los batallones cercados los días 28 y 29 de junio, aunque no se logró dispersarlos ni rendirlos.
A partir del 30 de junio de 1958 se incorporaron a esta batalla otros cien combatientes rebeldes traídos como refuerzo desde el Tercer Frente y el grupo de Camilo que se encontraba combatiendo en la llanura del Cauto desde dos meses atrás, con los cuales la fuerza guerrillera se elevó hasta 300 hombres.
Si bien esta primera batalla de Santo Domingo no puede inscribirse como una victoria, si tiene el mérito de haber iniciado un viraje en la guerra que paralizaría la ofensiva emprendida por la dictadura batistiana desde finales del mes de mayo.
En esa ofensiva, que fue denominada por el régimen fin de Fidel, la dictadura lanzó contra la Sierra Maestra unos 10 mil soldados, contando con los más modernos recursos militares de tierra, aire y mar a lo cual habría que sumar el apoyo moral y material de Estados Unidos al dictador Batista.
Los combates de esta zona de La Plata donde se asentaba la comandancia general del ejército rebelde, se extendieron por unos 35 días, pues desde distintos puntos de la Sierra Maestra fueron lanzados varios batallones de soldados de la dictadura, pero ninguno pudo conseguir el objetivo perseguido dada la resistencia insurgente.
Poco más de un mes después se produjo la batalla de Las Mercedes que marcó la derrota de la ofensiva batistiana y dio inicio a la contraofensiva del ejército rebelde, que no se detuvo hasta la victoria final el primero de enero de 1959.
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