Por Eduardo Palomares Calderón/Granma
Santiago de Cuba, 29 mar.— La piedra pulida que inmortaliza su nombre es un punto de llegada y partida. Ese instante de solemnidad genera un golpe a la conciencia, y al torrente sanguíneo otra señal de que quien descansa es el padre y el amigo, el paradigma de hombre que soñó para todos un mundo mejor.
Las cifras facilitadas a Granma por los responsables de registrar diariamente el acceso son ilustrativas. Hasta allí, hasta la roca monumento en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, habían llegado a rendirle tributo hasta el pasado lunes exactamente 1 008 392 hombres, mujeres y niños –838 288 nacionales y 170 104 extranjeros–, quienes ya lo llevaban en sus mentes, y se marcharon con él palpitando en el corazón.
Pero lo verdaderamente importante no se registra, y son los gestos, las flores que lo acompañan, el «¡Gracias, Fidel!», las no pocas lágrimas, el diálogo íntimo. Son también las no pocas ofrendas en cartas personales, poemas, banderas, un puñado de tierra allende los mares, y, en el caso de los santiagueros, el compromiso de honrarlo con realizaciones concretas.
Según la estadística, Alemania, Italia, Francia, España y Estados Unidos, encabezan la alta relación de naciones de procedencia de los visitantes, mientras que de la Isla no ha quedado un solo rincón sin su presencia, como expresión fehaciente de que realmente toda Cuba es Fidel.
«…Fue ejemplo no solo para la lucha revolucionaria de América, sino del mundo entero», dijo junto al simbólico grano de maíz el expresidente ecuatoriano Rafael Correa. «Para mí es de mucha emoción estar aquí junto a mi amigo», manifestó el teólogo brasileño Frei Betto, y el luchador independentista puertorriqueño Óscar López Rivera confesó: «Espero que me dé la fuerza para seguir luchando hasta el último suspiro».
Desde el 10 de octubre último, aniversario 149 del inicio de nuestras luchas independentistas, en el área patrimonial central que compartía con el Héroe Nacional José Martí, se unieron también el insigne Carlos Manuel de Céspedes, y la imprescindible Mariana Grajales, como en una línea avanzada de combate por la patria.
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