Por Marlene Montoya
Santiago de Cuba, 29 ene.— El arte culinario afrocubano distingue al restaurante El Barracón, ubicado en la avenida Victoriano Garzón, de esta ciudad, y de suma atracción para visitantes foráneos al ir de la mano cultura, historia y turismo.
Haciendo gala al nombre, su ambientación recrea los tiempos de los esclavos africanos, modo de vida, costumbres en el vestir y platos de su preferencia.
En su interior hay esculturas donde suelen fotografiarse los comensales, mientras el mobiliario, decoración, vasijas, platos, pinturas y otros utensilios recrean los utilizados siglos atrás.
Perteneciente al Grupo Empresarial Extrahotelero Palmares, tiene ofertas que gustan mucho como vianda con mojo, tostones rellenos, costilla de cerdo, cordero, ajiaco, vegetales y la especialidad de la casa: Grillado del Cimarrón.
Antes de traspasar sus amplios portones los clientes son recibidos, en el área exterior, por dos figuras artísticas a tamaño natural, de un hombre y una mujer de piel negra, con vestuarios y utensilios típicos de la servidumbre.
La palabra barracón forma parte de la historia de Cuba, donde el desarrollo de la industria azucarera a partir del siglo XVIII trajo consigo la masiva entrada de africanos para satisfacer la demanda de brazos.
Entonces fueron utilizados los barracones para confinarlos, construcciones que las generaciones de hoy solo conocen a través de novelas que incluyen el tema de las grandes haciendas, sus amos y esclavos.
El restaurante El Barracón es un exponente en la gastronomía santiaguera que recuerda esos tiempos.
En el poblado santiaguero de El Cobre se erige el Monumento Al Cimarrón, de la autoría del escultor Alberto Lescay, que rinde homenaje a a rebeldía de hombres y mujeres traídos de tierras lejanas.
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