Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 23 nov.— Hoy 23 de noviembre se cumplen 58 años de aquel domingo de 1959 cuando convocados por el Comandante Ernesto Che Guevara miles de manzanilleros participaron de forma voluntaria en la construcción de la Ciudad Escolar “Camilo Cienfuegos”, en Las Mercedes, Sierra Maestra, primera gran obra educacional ejecutada por la Revolución.
Santiago de Cuba, 23 nov.— Hoy 23 de noviembre se cumplen 58 años de aquel domingo de 1959 cuando convocados por el Comandante Ernesto Che Guevara miles de manzanilleros participaron de forma voluntaria en la construcción de la Ciudad Escolar “Camilo Cienfuegos”, en Las Mercedes, Sierra Maestra, primera gran obra educacional ejecutada por la Revolución.
Desde entonces, el trabajo voluntario se
convirtió en un extraordinario mecanismo para el impulso de numerosas
tareas de la economía, los servicios y la sociedad en su conjunto sin
que mediara el reconocimiento de todo el pueblo por esa noble labor.
El corte, siembra y limpia de la caña, la recogida de café, el impulso a los programas de ejecución de viviendas, la construcción de industrias, el impulso a los planes productivos en centros laborales, entre otras, fueron tareas que recibieron la atención de los trabajos voluntarios en beneficio de toda la sociedad.
A ello se sumaron después otras tareas encabezadas por los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas y otras organizaciones como la limpieza y embellecimiento de pueblos y ciudades y los distintos programas de higienización, para mantener los logros alcanzados en la salud de la población.
En fin, el trabajo voluntario como formador de conciencia revolucionaria siempre ha estado a la altura de las circunstancias, y aunque hoy adquiere otro carácter dado el propio desarrollo de la sociedad, no deja de utilizarse siempre cuando sea verdaderamente útil y reporte beneficios a la Revolución.
Su ejemplo se extendió pronto y el Trabajo Voluntario vino a constituir un eslabón importante en la toma de la conciencia de los trabajadores y el pueblo, para contribuir de forma desinteresada al desarrollo de la Revolución, tal y como lo ha demostrado la práctica en estos 58 años, donde siempre ha estado presente el recuerdo del Che.
El corte, siembra y limpia de la caña, la recogida de café, el impulso a los programas de ejecución de viviendas, la construcción de industrias, el impulso a los planes productivos en centros laborales, entre otras, fueron tareas que recibieron la atención de los trabajos voluntarios en beneficio de toda la sociedad.
A ello se sumaron después otras tareas encabezadas por los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas y otras organizaciones como la limpieza y embellecimiento de pueblos y ciudades y los distintos programas de higienización, para mantener los logros alcanzados en la salud de la población.
En fin, el trabajo voluntario como formador de conciencia revolucionaria siempre ha estado a la altura de las circunstancias, y aunque hoy adquiere otro carácter dado el propio desarrollo de la sociedad, no deja de utilizarse siempre cuando sea verdaderamente útil y reporte beneficios a la Revolución.
Su ejemplo se extendió pronto y el Trabajo Voluntario vino a constituir un eslabón importante en la toma de la conciencia de los trabajadores y el pueblo, para contribuir de forma desinteresada al desarrollo de la Revolución, tal y como lo ha demostrado la práctica en estos 58 años, donde siempre ha estado presente el recuerdo del Che.
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