Sochi, Rusia.— Porque construir un mundo mejor, a la medida de los más necesitados, «de los pobres de la tierra», es posible si todos los hombres y mujeres se juntan para hacer el bien a los demás; porque como dijera Fidel en la nueva generación está el futuro y en ese empeño va la vida de muchos jóvenes hoy, no hubo mejor manera de inaugurar el XIX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, que con un monumento al sacrificio y el coraje.
Así, en el Palacio de Hielo de Sochi,
con la enseña nacional en lo más alto, estuvieron los cubanos, junto a
los más de 20 000 delegados de todo el mundo, que fueron acompañados por
el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, quien en una
ceremonia que trascendió por su virtuosismo y derroche de tecnología,
dio la bienvenida a la cita mundial e instó a los jóvenes a luchar por
ese mundo mejor.
Rusia como sede de dos anteriores eventos de la juventud mundial y este encuentro como espacio para potenciar la unidad, fueron elementos ponderados por Putin, quien expresó que la cita une a los países en el amor por la libertad y la solidaridad, y que aquí se encuentran representados jóvenes de todo el país, desde Kaliningrado hasta Vladivostok.
Fue una muestra de esos protagonistas del cambio, que en su espacio inmediato o más allá de sus fronteras lideran proyectos de desarrollo, quienes acompañados del arte ruso, regalaron mensajes cargados de significación sobre la paz, la amistad entre los pueblos, el acceso a la salud y la educación, contra la contaminación ambiental y por la inclusión social.
Volvieron las imágenes históricas de los festivales celebrados en la Unión Soviética en 1957 y 1985 a sacudir el Palacio de Hielo, que en varias ocasiones sintió el ímpetu de la delegación cubana cuando de ovacionar a su líder indiscutible se trataba, al tiempo que Nicolás Papadimitriu, presidente de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas, hizo referencia a Ernesto Che Guevara, Fidel Castro y Mohamed Abdelazis, personalidades a las cuales está dedicada el Festival.
Rusia como sede de dos anteriores eventos de la juventud mundial y este encuentro como espacio para potenciar la unidad, fueron elementos ponderados por Putin, quien expresó que la cita une a los países en el amor por la libertad y la solidaridad, y que aquí se encuentran representados jóvenes de todo el país, desde Kaliningrado hasta Vladivostok.
Fue una muestra de esos protagonistas del cambio, que en su espacio inmediato o más allá de sus fronteras lideran proyectos de desarrollo, quienes acompañados del arte ruso, regalaron mensajes cargados de significación sobre la paz, la amistad entre los pueblos, el acceso a la salud y la educación, contra la contaminación ambiental y por la inclusión social.
Volvieron las imágenes históricas de los festivales celebrados en la Unión Soviética en 1957 y 1985 a sacudir el Palacio de Hielo, que en varias ocasiones sintió el ímpetu de la delegación cubana cuando de ovacionar a su líder indiscutible se trataba, al tiempo que Nicolás Papadimitriu, presidente de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas, hizo referencia a Ernesto Che Guevara, Fidel Castro y Mohamed Abdelazis, personalidades a las cuales está dedicada el Festival.
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