Santiago de Cuba, 17 abr.— Cuando el 17 de abril de 1961 las tropas mercenarias tocaban tierra por varios puntos de la Bahía de Cochinos, al sur de Matanzas, se consumaba la agresión cuyos orígenes databa desde los mismos días iniciales de la Revolución en 1959.
Era una agresión esperada por nuestro pueblo, que se preparaba para enfrentarla. Los hechos así lo demuestran. El sabotaje del vapor La Coubre, en
marzo de 1960, tuvo por intención impedir la llegada al país de armas
que posibilitaran el fortalecimiento militar del Ejército Rebelde y las
Milicias Nacionales Revolucionarias.
Los alzamientos de bandas contrarrevolucionarias en El Escambray y otros puntos del país, tenían como propósito crear internamente una fuerza de apoyo con la llegada de tropas mercenarias provenientes del exterior, lo que no pudieron lograr por la decisión con que nuestro pueblo enfrentó esas bandas neutralizándolas primero y, liquidándolas después.
De esa forma, el imperialismo yanqui se vio obligado a cambiar sus planes que inicialmente, contemplaban el arribo de tropas por la zona de Trinidad, antigua provincia de Las Villas, por su proximidad al Escambray.
En marcha ya este plan, la CIA decidió llevarlo a cabo de todas formas y lanzó sus tropas mercenarias en abril de 1961 por la Bahía de Cochinos, próxima a la Ciénaga de Zapata, por considerar ese un lugar ideal para lograr la permanencia de los invasores por más de 72 horas allí y poder así, establecer una cabeza de playa, instaurar un gobierno provisional y solicitar la ayuda directa de Estados Unidos y las tropas títeres de la OEA.
Conscientes de tales planes, la dirección revolucionaria del país, contando con el apoyo decidido del pueblo, desbarató tales planes enfrentando sin tregua a los mercenarios, liquidándolos antes de 72 horas e impidiendo de esa forma el establecimiento de la ansiada cabeza de playa.
No cabe la menor duda de que los mercenarios de la Brigada 25-06 fueron engañados doblemente por la CIA, en primer lugar, por traerlos a Cuba y en segundo lugar, por hacerles creer que aquí el pueblo estaría de su parte y que la invasión sería un paseo, lo que significaba para muchos de ellos venir a recuperar los bienes que la Revolución les había intervenido.
Sólo que los mercenarios no contaron o no se enteraron que el día antes, el 16 de abril, el país se había proclamado Socialista y que el pueblo, con sus fusiles en alto, había respaldado esa decisión y jurado defenderla hasta la muerte. Y así lo demostró con su heroico actuar entre el 17 y 19 de abril, juramento que 56 años después sigue vigente, por si se atrevieran a repetir la historia.
Los alzamientos de bandas contrarrevolucionarias en El Escambray y otros puntos del país, tenían como propósito crear internamente una fuerza de apoyo con la llegada de tropas mercenarias provenientes del exterior, lo que no pudieron lograr por la decisión con que nuestro pueblo enfrentó esas bandas neutralizándolas primero y, liquidándolas después.
De esa forma, el imperialismo yanqui se vio obligado a cambiar sus planes que inicialmente, contemplaban el arribo de tropas por la zona de Trinidad, antigua provincia de Las Villas, por su proximidad al Escambray.
En marcha ya este plan, la CIA decidió llevarlo a cabo de todas formas y lanzó sus tropas mercenarias en abril de 1961 por la Bahía de Cochinos, próxima a la Ciénaga de Zapata, por considerar ese un lugar ideal para lograr la permanencia de los invasores por más de 72 horas allí y poder así, establecer una cabeza de playa, instaurar un gobierno provisional y solicitar la ayuda directa de Estados Unidos y las tropas títeres de la OEA.
Conscientes de tales planes, la dirección revolucionaria del país, contando con el apoyo decidido del pueblo, desbarató tales planes enfrentando sin tregua a los mercenarios, liquidándolos antes de 72 horas e impidiendo de esa forma el establecimiento de la ansiada cabeza de playa.
No cabe la menor duda de que los mercenarios de la Brigada 25-06 fueron engañados doblemente por la CIA, en primer lugar, por traerlos a Cuba y en segundo lugar, por hacerles creer que aquí el pueblo estaría de su parte y que la invasión sería un paseo, lo que significaba para muchos de ellos venir a recuperar los bienes que la Revolución les había intervenido.
Sólo que los mercenarios no contaron o no se enteraron que el día antes, el 16 de abril, el país se había proclamado Socialista y que el pueblo, con sus fusiles en alto, había respaldado esa decisión y jurado defenderla hasta la muerte. Y así lo demostró con su heroico actuar entre el 17 y 19 de abril, juramento que 56 años después sigue vigente, por si se atrevieran a repetir la historia.
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