Santiago de Cuba, 17 abr.— El Movimiento Santiago Arde ha revolucionado los espacios de varias comunidades de Santiago de Cuba con el protagonismo de los moradores. Decenas de obras de impacto social son ejecutadas por vecinos y constructores para elevar la calidad de vida de la población. Pero este no ha sido un movimiento fortuito.
La noche del 8 de noviembre de 2016 será
difícil de olvidar para muchos santiagueros. En la sección de la calle
Enramadas comprendida entre San Pedro y San
Felix el calor abrazaba de una forma inusual el ambiente porque un
incendio de grandes proporciones segaba varios establecimientos
comerciales y de servicios, amenazando con expandirse rápidamente en una
zona propicia para el desastre.
El siniestro destruyó 7 locales pero no logró devorar más inmuebles gracias al eficiente trabajo de las fuerzas especializadas del Cuerpo de Bomberos con el apoyo de entidades como Agua Santiago. Comenzó entonces una carrera contra el tiempo para borrar las paredes chamuscadas y la imagen de devastación que dejaba incrédulos a todo aquel que pasaba por aquí.
Quiso la probada voluntad de resarcimiento que tienen los habitantes de esta ciudad que se desatara un hervidero humano para restituir cada sitio afectado. Así se sucedían los días y las noches sin sosiego dilatado y con supervisión constante para reconstruir todo con la mayor calidad posible.
A toda voz el proyecto para rescatar lo perdido se expandía por toda la geografía santiaguera. Una vez más Enramadas reverberaba pero esta vez en el mejor sentido posible. No hubo mejor nombre para definir este movimiento que el de Enramadas Arde. Esta vez era calor humano el que cambiaba por minutos la fisonomía de los inmuebles.
El siniestro destruyó 7 locales pero no logró devorar más inmuebles gracias al eficiente trabajo de las fuerzas especializadas del Cuerpo de Bomberos con el apoyo de entidades como Agua Santiago. Comenzó entonces una carrera contra el tiempo para borrar las paredes chamuscadas y la imagen de devastación que dejaba incrédulos a todo aquel que pasaba por aquí.
Quiso la probada voluntad de resarcimiento que tienen los habitantes de esta ciudad que se desatara un hervidero humano para restituir cada sitio afectado. Así se sucedían los días y las noches sin sosiego dilatado y con supervisión constante para reconstruir todo con la mayor calidad posible.
A toda voz el proyecto para rescatar lo perdido se expandía por toda la geografía santiaguera. Una vez más Enramadas reverberaba pero esta vez en el mejor sentido posible. No hubo mejor nombre para definir este movimiento que el de Enramadas Arde. Esta vez era calor humano el que cambiaba por minutos la fisonomía de los inmuebles.
Por ello tan sólo 22 días bastaron para
dar vuelta a la página de asombro y dolor y ganar instalaciones mucho
más embellecidas y funcionales. Llegaba el 30 de noviembre y el
Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez acompañado por
las principales autoridades políticas de la provincia recorría los
nuevos comercios sin la más mínima señal de incendio. No fue un acto de
magia convencional.
Tal experiencia indicó nuevamente que sólo el empeño de lograr algo mueve las realidades sociales. Expandir el espíritu renovador a toda la ciudad se convirtió entonces en el próximo paso para seguir ganando instalaciones para el beneficio ciudadano. El concepto no se hizo esperar y se materializó bajo el nombre de Santiago Arde.
Simbolizado en esta antorcha partió justo de la calle enramadas hasta cada asentamiento de Santiago de Cuba.
Cuatro comunidades de la urbe fueron las pioneras en estas acciones revitalizadoras. Los Cangrejitos, Chicharrones, Van Van y zonas del Centro Urbano Abel Santa María recibieron con júbilo las acciones constructivas que permitieron rehabilitar viviendas e inmuebles de impacto social y ganar nuevos espacios como cremerías, parques infantiles, centros comerciales polifuncionales, entre otros. A ello se sumaron la estética de los entornos y el arreglo de viales. Por muy variados que fueran los objetos de obra tendrían un denominador común, el concurso protagónico de los propios habitantes de las comunidades y su apoyo absoluto a las empresas que acometieron las labores.
No conforme con el beneficio de una parte el Santiago Arde irradió más allá de sus primeros objetivos. Fue así como varias madrugadas sucumbieron al júbilo popular de los moradores de los poblados el Cobre, el Cristo, Caney y Boniato. Como una expresión simbólica el amanecer se adelantó en estos asentamientos a fuerza de muchas antorchas. Aquella que partió de la calle enramadas representando el fuego renovador transfirió su energía a miles de habitantes en cada uno de los poblados.
Cada acto ha estado pletórico de alegrías y esperanzas mientras el ideal fidelista de revolucionar la sociedad se esparce a modo de poesía.
Son sólo unos momentos para recibir con regocijo y de modo formal la tarea de renovar los espacios que ellos mismos disfrutarán en poco tiempo, porque las jornadas de trabajo voluntario tendrán lugar sin descanso tal como se hizo en la Calle Enramadas.
Hoy el proyecto Santiago Arde ha llegado para rehabilitar espacios de otras localidades de Santiago de Cuba como Altamira, el Distrito José Martí y el Micro 3 del Abel Santamaría.
Se ha divisado en la madrugada la antorcha del Santiago Arde. Apenas despunta el alba un movimiento revitalizador da fe de este ardor patriótico que va trastocando lo vetusto para convertirlo en algo nuevo y esperanzador. No importarán las horas inacabables ni lo duro del trabajo porque serán obras de las que se servirán para bien, las mayorías en Santiago de Cuba.
Tal experiencia indicó nuevamente que sólo el empeño de lograr algo mueve las realidades sociales. Expandir el espíritu renovador a toda la ciudad se convirtió entonces en el próximo paso para seguir ganando instalaciones para el beneficio ciudadano. El concepto no se hizo esperar y se materializó bajo el nombre de Santiago Arde.
Simbolizado en esta antorcha partió justo de la calle enramadas hasta cada asentamiento de Santiago de Cuba.
Cuatro comunidades de la urbe fueron las pioneras en estas acciones revitalizadoras. Los Cangrejitos, Chicharrones, Van Van y zonas del Centro Urbano Abel Santa María recibieron con júbilo las acciones constructivas que permitieron rehabilitar viviendas e inmuebles de impacto social y ganar nuevos espacios como cremerías, parques infantiles, centros comerciales polifuncionales, entre otros. A ello se sumaron la estética de los entornos y el arreglo de viales. Por muy variados que fueran los objetos de obra tendrían un denominador común, el concurso protagónico de los propios habitantes de las comunidades y su apoyo absoluto a las empresas que acometieron las labores.
No conforme con el beneficio de una parte el Santiago Arde irradió más allá de sus primeros objetivos. Fue así como varias madrugadas sucumbieron al júbilo popular de los moradores de los poblados el Cobre, el Cristo, Caney y Boniato. Como una expresión simbólica el amanecer se adelantó en estos asentamientos a fuerza de muchas antorchas. Aquella que partió de la calle enramadas representando el fuego renovador transfirió su energía a miles de habitantes en cada uno de los poblados.
Cada acto ha estado pletórico de alegrías y esperanzas mientras el ideal fidelista de revolucionar la sociedad se esparce a modo de poesía.
Son sólo unos momentos para recibir con regocijo y de modo formal la tarea de renovar los espacios que ellos mismos disfrutarán en poco tiempo, porque las jornadas de trabajo voluntario tendrán lugar sin descanso tal como se hizo en la Calle Enramadas.
Hoy el proyecto Santiago Arde ha llegado para rehabilitar espacios de otras localidades de Santiago de Cuba como Altamira, el Distrito José Martí y el Micro 3 del Abel Santamaría.
Se ha divisado en la madrugada la antorcha del Santiago Arde. Apenas despunta el alba un movimiento revitalizador da fe de este ardor patriótico que va trastocando lo vetusto para convertirlo en algo nuevo y esperanzador. No importarán las horas inacabables ni lo duro del trabajo porque serán obras de las que se servirán para bien, las mayorías en Santiago de Cuba.
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