Por María Antonia Medina Téllez
Santiago de Cuba, 25 mar.— Iniciativas como la del campesino Mario González, quien con prácticas agroecológicas destruyó el mito de la imposibilidad de cosechar cebollas en la provincia de Santiago de Cuba, reafirman lo valedero del pensamiento de José Martí: "Si el hombre sirve, la tierra sirve".
Pocos se habían atrevido a sembrarlas,
decían que en este suelo accidentado no se daban, pero aquí tienen la
prueba de que no es verdad, comentó González, al repasar uno por uno
los pasos para lograrlo.
Desde que decidió cultivar una tierra baldía en pendiente en su cooperativa Roberto Macías y con el orgullo de quien ha sabido sortear las adversidades, muestra los bulbos morados que asombran ante la costumbre de traerlos para consumir desde otros territorios.
Hay campesinos en el municipio de Guamá que producen cebollas, también blancas, y otros que en plantíos en terraza con riego por goteo, abono orgánico o barreras ecológicas hacen reverdecer, por ejemplo, la granada, cereza, maracuyá o en mayor proporción las frutas, vegetales y hortalizas.
Las mejores prácticas para cuidar el medioambiente fueron expuestas en el evento de agroecología de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), de la localidad cabecera, con vistas al sexto encuentro internacional que será en el venidero mes de noviembre.
Tainier Dublón, presidente de la ANAP en el municipio de Santiago de Cuba, dijo que realizaron los intercambios en las estructuras de base donde escogieron los principales resultados de este tipo, refirmando lo que puede hacerse con los recursos naturales que están al alcance de cualquier hombre del campo o la ciudad.
Movimiento de frutales, creación y cuidado de semillas, enfoque permacultural en la agricultura familiar, recuperación de suelos, y minindustrias agroecológicas que cierran la cadena productiva, son usos bajo esa técnica y cuyos efectos están presentes en la comercialización para la alimentación del pueblo.
Entre otros criterios se generalizó la necesidad de una red agrometeorológica en la región oriental, para las alertas tempranas, ya que los impactos de la atmósfera perjudican o benefician ese enlace con la naturaleza.
Cultivadores del mango de bizcochuelo, en la santiaguera zona de El Caney, atribuyen su calidad, sin manchas ni llagas, al cuidado ecológico, arrope vegetal y otros manejos que contribuyen a sustentarlo, junto a otras especies tradicionales de ese lugar, conocido mundialmente por sus sabrosas frutas.
Desde que decidió cultivar una tierra baldía en pendiente en su cooperativa Roberto Macías y con el orgullo de quien ha sabido sortear las adversidades, muestra los bulbos morados que asombran ante la costumbre de traerlos para consumir desde otros territorios.
Hay campesinos en el municipio de Guamá que producen cebollas, también blancas, y otros que en plantíos en terraza con riego por goteo, abono orgánico o barreras ecológicas hacen reverdecer, por ejemplo, la granada, cereza, maracuyá o en mayor proporción las frutas, vegetales y hortalizas.
Las mejores prácticas para cuidar el medioambiente fueron expuestas en el evento de agroecología de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), de la localidad cabecera, con vistas al sexto encuentro internacional que será en el venidero mes de noviembre.
Tainier Dublón, presidente de la ANAP en el municipio de Santiago de Cuba, dijo que realizaron los intercambios en las estructuras de base donde escogieron los principales resultados de este tipo, refirmando lo que puede hacerse con los recursos naturales que están al alcance de cualquier hombre del campo o la ciudad.
Movimiento de frutales, creación y cuidado de semillas, enfoque permacultural en la agricultura familiar, recuperación de suelos, y minindustrias agroecológicas que cierran la cadena productiva, son usos bajo esa técnica y cuyos efectos están presentes en la comercialización para la alimentación del pueblo.
Entre otros criterios se generalizó la necesidad de una red agrometeorológica en la región oriental, para las alertas tempranas, ya que los impactos de la atmósfera perjudican o benefician ese enlace con la naturaleza.
Cultivadores del mango de bizcochuelo, en la santiaguera zona de El Caney, atribuyen su calidad, sin manchas ni llagas, al cuidado ecológico, arrope vegetal y otros manejos que contribuyen a sustentarlo, junto a otras especies tradicionales de ese lugar, conocido mundialmente por sus sabrosas frutas.
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