Santiago de Cuba, 28 dic.— Los preparativos para la ceremonia a la bandera el próximo 31 de diciembre y la exposición de artistas plásticos cubanos consagrada a la enseña nacional matizan hoy aquí las jornadas previas a la despedida de 2016.
Con un espectáculo artístico previo, en
la última noche del año, volverá a flamear en lo alto del antiguo
Ayuntamiento Municipal, frente al céntrico parque Céspedes, ese símbolo
que junta las esencias del ser cubano y acompaña cada hito del devenir
nacional.
Fue en ese mismo ámbito, desde los balcones del vetusto inmueble, que Fidel Castro al frente de las tropas guerrilleras y del Movimiento 26 de Julio proclamó la victoria insurreccional ante el ejército del dictador Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959.
De tal forma, el ritual que inició el primer alcalde republicano, Emilio Bacardí, en los inicios del siglo XX, deviene homenaje a los 58 años del triunfo de la Revolución y al inicio de una etapa de radicales transformaciones en la vida de los cubanos.
Mayor trascendencia y significado cobran estas jornadas finales del año a partir del fallecimiento del líder revolucionario el 25 de noviembre último y la posterior colocación de sus cenizas el 4 de diciembre en el cementerio de Santa Ifigenia, donde una fila incesante de personas acude a rendirle postrer tributo.
Por otra parte, en la galería Arte Soy, a un costado del antiguo cuartel Moncada, asaltado por el joven abogado y un grupo de rebeldes el 26 de julio de 1953, atrae la atención la exposición Fuerza y sangre: Imaginarios de la bandera en el arte cubano, mediante la cual afamados y noveles artistas reflejan sus miradas al emblema.
Tras recorrer una buena parte del país, la muestra colectiva refuerza la intención de otorgarle a los símbolos patrios toda su dimensión identitaria y de situarlos en las prioridades de la educación, lo cual cobra valor en este entorno muy próximo a la ciudad escolar 26 de julio, en el lugar que ocupara la segunda fortaleza militar del país.
Fue en ese mismo ámbito, desde los balcones del vetusto inmueble, que Fidel Castro al frente de las tropas guerrilleras y del Movimiento 26 de Julio proclamó la victoria insurreccional ante el ejército del dictador Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959.
De tal forma, el ritual que inició el primer alcalde republicano, Emilio Bacardí, en los inicios del siglo XX, deviene homenaje a los 58 años del triunfo de la Revolución y al inicio de una etapa de radicales transformaciones en la vida de los cubanos.
Mayor trascendencia y significado cobran estas jornadas finales del año a partir del fallecimiento del líder revolucionario el 25 de noviembre último y la posterior colocación de sus cenizas el 4 de diciembre en el cementerio de Santa Ifigenia, donde una fila incesante de personas acude a rendirle postrer tributo.
Por otra parte, en la galería Arte Soy, a un costado del antiguo cuartel Moncada, asaltado por el joven abogado y un grupo de rebeldes el 26 de julio de 1953, atrae la atención la exposición Fuerza y sangre: Imaginarios de la bandera en el arte cubano, mediante la cual afamados y noveles artistas reflejan sus miradas al emblema.
Tras recorrer una buena parte del país, la muestra colectiva refuerza la intención de otorgarle a los símbolos patrios toda su dimensión identitaria y de situarlos en las prioridades de la educación, lo cual cobra valor en este entorno muy próximo a la ciudad escolar 26 de julio, en el lugar que ocupara la segunda fortaleza militar del país.
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