Por Armando Fernández Martí
"De lo más glorioso de nuestra historia", así calificó José Martí la Protesta de Baraguá llevada a cabo el 15 de marzo de 1878 por el Mayor General Antonio Maceo Grajales junto a un grupo de patriotas orientales, opuestos al vergonzoso Pacto del Zanjón, firmado por el Gobierno Civil de la República en Armas con España, sin que mediara la independencia y la abolición de la esclavitud, por lo cual se había luchado durante casi 10 años.
"De lo más glorioso de nuestra historia", así calificó José Martí la Protesta de Baraguá llevada a cabo el 15 de marzo de 1878 por el Mayor General Antonio Maceo Grajales junto a un grupo de patriotas orientales, opuestos al vergonzoso Pacto del Zanjón, firmado por el Gobierno Civil de la República en Armas con España, sin que mediara la independencia y la abolición de la esclavitud, por lo cual se había luchado durante casi 10 años.
El 15 de marzo de 1878 se entrevistaron
en Baraguá los Generales Arsenio Martínez Campos y Antonio Maceo
Grajales, en representación de los bandos contendientes. En el encuentro
el Titán de Bronce no dejó que el oficial español le leyera el texto
del acuerdo tomado en el Zanjón diciéndole: "Guarde usted ese
documento", a lo que Campos replicó: "Entonces, no nos entendemos", "No,
no nos entendemos", fue le respuesta viril de Maceo.
Con este gesto el General Antonio elevaba la dignidad de los cubanos a su máxima expresión y le daba a entender a Martínez Campos que la lucha n había terminado y que si en el zanjón hubo traidores que se doblegaron a España, en Baraguá sobraba el coraje para combatir muchos años más hasta lograr la independencia.
Por razones obvias la lucha no pudo sostenerse por mucho tiempo en el territorio oriental, único que combatía, y Maceo fue enviado al exterior con el propósito de recaudar fondos y armas para proseguir los combates. Pero más bien fue aquel un gesto del gobierno constituido en Baraguá, para preservar la vida del Titán que, sin dudas, hubiese caído en el empeño para mantener viva la Revolución de Yara.
En abril de 1895 el Titán de Bronce regresó a la Isla para continuar la lucha y protagonizar otro hecho inmortal: La invasión de Oriente a Occidente. El propio Martínez Campos tuvo que reconocer el valor de aquel mulato santiaguero, a quien volvió a combatir hasta su muerte en San Pedro, el 7 de diciembre de 1896. Quizás entonces, el General español comprendió aquel "No, no nos entendemos", que 18 años atrás le dijo en Mangos de Baraguá.
138 años después la lección de Baraguá perdura en su pueblo heroico, porque jamás un cubano verdadero dejará de ser fiel a la Revolución, la misma que como entonces y con la misma intransigencia defendemos hoy frente a sus enemigos, sea el que sea.
Con este gesto el General Antonio elevaba la dignidad de los cubanos a su máxima expresión y le daba a entender a Martínez Campos que la lucha n había terminado y que si en el zanjón hubo traidores que se doblegaron a España, en Baraguá sobraba el coraje para combatir muchos años más hasta lograr la independencia.
Por razones obvias la lucha no pudo sostenerse por mucho tiempo en el territorio oriental, único que combatía, y Maceo fue enviado al exterior con el propósito de recaudar fondos y armas para proseguir los combates. Pero más bien fue aquel un gesto del gobierno constituido en Baraguá, para preservar la vida del Titán que, sin dudas, hubiese caído en el empeño para mantener viva la Revolución de Yara.
En abril de 1895 el Titán de Bronce regresó a la Isla para continuar la lucha y protagonizar otro hecho inmortal: La invasión de Oriente a Occidente. El propio Martínez Campos tuvo que reconocer el valor de aquel mulato santiaguero, a quien volvió a combatir hasta su muerte en San Pedro, el 7 de diciembre de 1896. Quizás entonces, el General español comprendió aquel "No, no nos entendemos", que 18 años atrás le dijo en Mangos de Baraguá.
138 años después la lección de Baraguá perdura en su pueblo heroico, porque jamás un cubano verdadero dejará de ser fiel a la Revolución, la misma que como entonces y con la misma intransigencia defendemos hoy frente a sus enemigos, sea el que sea.
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