Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 28 ene.— Dijo José Martí: "Se respeta lo que se ve unido, y a lo que no se ve unido no se respeta". Y ese espíritu fue el que animó a la clase obrera cubana a que un día tan significativo como el de hoy 28 de enero, pero de 1939 naciera la Confederación de trabajadores de Cuba, la gloriosa CTC, al término del congreso constitutivo de la organización sindical desarrollado desde el día 23 de ese mes en La Habana, en homenaje al aniversario 86 del natalicio del Apóstol de la independencia de Cuba.
Santiago de Cuba, 28 ene.— Dijo José Martí: "Se respeta lo que se ve unido, y a lo que no se ve unido no se respeta". Y ese espíritu fue el que animó a la clase obrera cubana a que un día tan significativo como el de hoy 28 de enero, pero de 1939 naciera la Confederación de trabajadores de Cuba, la gloriosa CTC, al término del congreso constitutivo de la organización sindical desarrollado desde el día 23 de ese mes en La Habana, en homenaje al aniversario 86 del natalicio del Apóstol de la independencia de Cuba.
Al dejar inaugurado el Congreso, uno de
sus organizadores, Lázaro Peña González expresó: "Queremos aprender de
Martí que unió a todo el pueblo en la lucha. Los trabajadores queremos
hacer de nuestra unidad palanca que defienda nuestras reivindicaciones
(…), en defensa de los intereses de toda la nación".
Fue por eso que este Congreso no solo reclamó salarios mínimos, medidas contra el desempleo, pago del descanso retribuido, cajas de retiros, libertad sindical sino también se pronunció en defensa de la industria nacional, la prohibición del desalojo campesino, la rebaja de alquileres y todo tipo de discriminación por la raza, sexo o religión.
El congreso constitutivo de a CTC al cual asistieron mil 500 delegados de todo el país eligió como su primer secretario a Lázaro Peña González, un joven negro, de apenas 27 años, y líder sindical proveniente del sector tabacalero, que hasta ese momento dirigía la Confederación Nacional Obrera de Cuba, que en agosto de 1933, bajo la conducción de Rubén Martínez Villena llevó a cabo la huelga general obrera que derrocó al dictador Gerardo Machado.
Para la CTC, con Lázaro Peña al frente, el camino emprendido a partir de ese Congreso no fue nada fácil, pues tuvo que enfrentarse a los intereses de la oligarquía criolla de entonces así como a los intereses del imperialismo norteamericano en Cuba, en un período marcado por la guerra fría que vino después de la Segunda Guerra Mundial.
Lázaro Peña se mantuvo al frente de la CTC hasta 1947 cuando fue despojado de ese cargo por elementos divisionistas amparado por el gobierno reaccionario de turno y las fuerzas represivas, que lograron desarticular nuevamente al movimiento obrero en favor de los que ostentaban el poder político y económico de la nación, por lo que la nueva tarea de los trabajadores se convirtió en la lucha contra la tiranía batistiana.
Fue después del triunfo de la revolución en 1959 que al regresar del exilio Lázaro Peña reinició el camino de la unidad del movimiento obrero cubano, hasta 1961 en que la Confederación de Trabajadores de Cuba se convirtió en a Central de Trabajadores de Cuba, que unificó a todos los sindicatos en una sola organización proletaria revolucionaria, que tendría como principio el legado martiano: "Donde los trabajadores son fuertes, lucharán y vencerán los trabajadores".
Fue por eso que este Congreso no solo reclamó salarios mínimos, medidas contra el desempleo, pago del descanso retribuido, cajas de retiros, libertad sindical sino también se pronunció en defensa de la industria nacional, la prohibición del desalojo campesino, la rebaja de alquileres y todo tipo de discriminación por la raza, sexo o religión.
El congreso constitutivo de a CTC al cual asistieron mil 500 delegados de todo el país eligió como su primer secretario a Lázaro Peña González, un joven negro, de apenas 27 años, y líder sindical proveniente del sector tabacalero, que hasta ese momento dirigía la Confederación Nacional Obrera de Cuba, que en agosto de 1933, bajo la conducción de Rubén Martínez Villena llevó a cabo la huelga general obrera que derrocó al dictador Gerardo Machado.
Para la CTC, con Lázaro Peña al frente, el camino emprendido a partir de ese Congreso no fue nada fácil, pues tuvo que enfrentarse a los intereses de la oligarquía criolla de entonces así como a los intereses del imperialismo norteamericano en Cuba, en un período marcado por la guerra fría que vino después de la Segunda Guerra Mundial.
Lázaro Peña se mantuvo al frente de la CTC hasta 1947 cuando fue despojado de ese cargo por elementos divisionistas amparado por el gobierno reaccionario de turno y las fuerzas represivas, que lograron desarticular nuevamente al movimiento obrero en favor de los que ostentaban el poder político y económico de la nación, por lo que la nueva tarea de los trabajadores se convirtió en la lucha contra la tiranía batistiana.
Fue después del triunfo de la revolución en 1959 que al regresar del exilio Lázaro Peña reinició el camino de la unidad del movimiento obrero cubano, hasta 1961 en que la Confederación de Trabajadores de Cuba se convirtió en a Central de Trabajadores de Cuba, que unificó a todos los sindicatos en una sola organización proletaria revolucionaria, que tendría como principio el legado martiano: "Donde los trabajadores son fuertes, lucharán y vencerán los trabajadores".
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