Plaza de la revolución

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lunes, 31 de agosto de 2015

La mala de la película


Agogando por el respeto al prójimo y al medio ambientePor Coral Vázquez Peña/Foto Internet

Santiago de Cuba, 31 ago.— Así piensan quienes no me conocen y al mismo tiempo desconocen el respeto que siento por el prójimo y el medio ambiente cuando le llamo la atención a los jóvenes que en el horario nocturno se sientan en el parque de al lado de la casa a escuchar música muy alto y como si fuera poco a cantar y tararear las canciones sin respetar el derecho que tenemos todos a que no nos molesten.

Sucede que si no nos preocupamos por las buenas prácticas con un enfoque preventivo y educativo qué dejamos entonces para las futuras generaciones.

Cuando una persona sea menor o mayor de edad le tira una piedra a un ave, cuando se tumba un árbol, se quema basura en la calle o tira en cualquier sitio, los carros no tienen protección y emiten gases y cuando se pone un equipo de audio por encima de los niveles permisibles, no sólo hay deterioro ambiental sino que todo repercute negativamente en la flora, la fauna y la vida humana.

Ocurre que ellos no saben o pretenden no saber que si bien el ruido no se acumula, traslada o mantiene en el tiempo como las otras contaminaciones, también puede causar grandes daños en la calidad de vida de las personas si no se controla bien o adecuadamente.

La contaminación sonora o acústica como prefiera llamársele al ruido excesivo y por ende molesto que provocan algunas actividades humanas produce efectos negativos sobre la salud auditiva, física y mental de los seres vivos.

En varios países muchos estudiosos han declarado de forma unánime que el ruido tiene efectos muy perjudiciales para la salud y que varían desde los trastornos puramente fisiológicos hasta los psicológicos.

La lista de posibles consecuencias de la contaminación acústica es larga y lo triste es que ellos no se dan cuenta del daño que se hacen dado que la percepción del ruido es subjetiva y cada persona lo vive de forma diferente, por lo que no todos sentimos las molestias por igual.

Aislar las viviendas mediante materiales específicos, usar tapones en los oídos, no hacer uso excesivo de la bocina de los vehículos, bajar un poco el volumen de la televisión, hablar en voz baja en los transportes públicos son algunas soluciones para disminuir los efectos del ruido en las personas y tener una vida más tranquila y saludable aunque considero que lo mejor sería no hacer ruido innecesario, aun cuando en algunos casos considero oportuno llevar a cabo la reducción a través de medidas en el entorno y la aplicación de medidas de tipo individual, ¿no cree? Solo así tendríamos una vida sana y suave y las relaciones interpersonales serían mejores.

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