Por Mariano Aldana VillalónSantiago de Cuba, 16 abr.— Cuando lo tuve frente a mi solo pude atinar a decir “este campesino es de anjá”… Se trata de Alberto Vargas Aroche un minusválido sanluisero que explota algo más de una caballería con resultados muy eficientes.
Su finca “San Miguel”, enclavada en la
parte norte de la cordillera del Puerto de Boniato, hay una verdadera
diversificación de cultivos, aunque Alberto se considera un buen
productor de carne de cerdo y de ovino caprino.
Este hombre de 54 años y padre de 7 hijos tuvo que lamentar la perdida de su pierna izquierda como consecuencia de un accidente que tuvo en su finca a raíz del huracán Sandy.
Una herida combinada con la diabetes que padecía, provocaron un cuadro séptico que obligaron a los especialistas a amputarle esa extremidad más para arriba de la rodilla.
Recuperado de la compleja operación –única alternativa para no poner en peligro su vida- Alberto se ha mantenido por más de 8 años atendiendo su finca.
En franca remembranza me dijo periodista apunta también que nací en el campo, pero desde joven fui para la ciudad a estudiar y me formé como Licenciado en Deporte. Comencé a trabajar como tal y cumplí 2 misiones militares.
Así estuve, de aquí para allá hasta que decidí volver a mis orígenes. Ah, la pérdida de la pierna no es un impedimento, confesaba….
Actualmente, Alberto enfrenta los compromisos productivos con el concurso de 4 trabajadores agrícolas y del incondicional apoyo de su esposa. Año tras año
cumple sus planes de entrega de alimentos con notables incrementos de esta etapa a la otra.
En la despedida, me dijo quiero ser un ejemplo en la provincia y un poco más allá en la producción de alimentos.
Yo también apuesto a que así será porque Alberto Vargas Aroche tiene un corazón bien grande en el centro del pecho y mucha voluntad de trabajar.
Este hombre de 54 años y padre de 7 hijos tuvo que lamentar la perdida de su pierna izquierda como consecuencia de un accidente que tuvo en su finca a raíz del huracán Sandy.
Una herida combinada con la diabetes que padecía, provocaron un cuadro séptico que obligaron a los especialistas a amputarle esa extremidad más para arriba de la rodilla.
Recuperado de la compleja operación –única alternativa para no poner en peligro su vida- Alberto se ha mantenido por más de 8 años atendiendo su finca.
En franca remembranza me dijo periodista apunta también que nací en el campo, pero desde joven fui para la ciudad a estudiar y me formé como Licenciado en Deporte. Comencé a trabajar como tal y cumplí 2 misiones militares.
Así estuve, de aquí para allá hasta que decidí volver a mis orígenes. Ah, la pérdida de la pierna no es un impedimento, confesaba….
Actualmente, Alberto enfrenta los compromisos productivos con el concurso de 4 trabajadores agrícolas y del incondicional apoyo de su esposa. Año tras año
cumple sus planes de entrega de alimentos con notables incrementos de esta etapa a la otra.
En la despedida, me dijo quiero ser un ejemplo en la provincia y un poco más allá en la producción de alimentos.
Yo también apuesto a que así será porque Alberto Vargas Aroche tiene un corazón bien grande en el centro del pecho y mucha voluntad de trabajar.
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