Por Kenia Tabares Robles/Foto José Vladimir Pérez García
El doctor Luis Carlos Bottino y Duzán nunca imaginó
ser un hombre tan famoso en los albores del siglo XXI. Pero no fue la
suerte lo que hizo que su nombre trascendiera en esta ciudad, fue su
impronta en el campo de la farmacia y en el orden humano los que
hicieron posible que desde el año 1894, el inmueble ubicado en la
esquina de las calles San Basilio y Santo Tomás del casco histórico, sea
popular.
“Esta farmacia fue un centro de
novedades científicas y tecnológicas. Fue donde por primera vez se
desarrolló una planta eléctrica particular para la iluminación del
sitio, y se desarrollaron muchos medicamentos, utilizaron un
equipamiento novedoso para sus momentos iniciales (destiladoras,
alambiques, retortas, hornos, balanzas, moldes), los cuales causaron un
gran impacto en la población de la época, comentó la arquitecta Niria
González Enrique, Proyectista Principal del Proyecto de Rehabilitación
de la Farmacia Bottino.
La droguería se distinguió por la excelencia en la presentación de los productos, para ello mandaban a confeccionar envases de porcelana que se exhibían en llamativos estantes confeccionados en madera preciosa y combinados con el uso de espejos y cristales. Estos diseños le conferían un toque elegante a los muebles lo que propició que se le conociera como “la farmacia de los espejos”, acotó la arquitecta.
Estas razones propiciaron que en muy poco tiempo, esa botica (que otrora Bottino la llamó farmacia San Carlos) lograra convertirse en ejemplo del sistema farmacéutico santiaguero y traspasar las fronteras del tiempo. De modo que no es casual que se emprenda su proyecto de rehabilitación próximo a los 500 años de la fundación de la villa.
La Agencia Española de Colaboración Internacional para el Desarrollo (AECID) colabora con la Oficina del Conservador de la Ciudad (OCC) en su restauración. Y son los estudiantes de la Escuela Taller de la Restauración Ugo Luisi los que asumen las difíciles labores.
Ramón Cobas Avivar, Director del centro formativo, dijo que ya pasaron la parte inicial del proyecto: el apuntalamiento de la edificación para aligerar la carga y conservar su estructura, para a partir de ahí terminar su restauración.
Previo a estos trabajos, entre los años 2009 y 2010 el Departamento de Arqueología de la Oficina del Conservador de la Ciudad y jóvenes recién graduados en la especialidad, acometieron las investigaciones arqueológicas en el inmueble, y lograron interesantes resultados.
“Arrojaron evidencias de todo tipo, evidencias estructurales que confirman la utilización del edificio como farmacia en el siglo XIX hasta el siglo XX, y también evidencias materiales: todo tipo de botellería, no solamente de medicamentos (frascos con muestras), sino también de perfumería porque en ese entonces los perfumes se vendían muchas veces en las farmacias”, explicó la Doctora Yaumara López Segrera, Jefa del Departamento de Arqueología de la Oficina del Conservador de la Ciudad.
Y es que la farmacia Bottino no limitó su actividad. En sus laboratorios fueron elaborados remedios homeopáticos y alopáticos, se patentaron jarabes y productos farmacológicos para combatir la tosferina, entre otros medicamentos que garantizaron el prestigio de esta institución.
“La intención es que siga funcionando como farmacia con alguna modalidad: venta de medicamentos homeopáticos en el primer nivel. Todavía no se ha definido la función de la segunda planta”, dijo la proyectista principal.
También dijo que “la estructura del inmueble se mantendrá rescatando los elementos de madera que se encuentren en mal estado y restituyendo los dañados. Se recuperará el patio interior que en estos momentos se encuentra techado para garantizar la iluminación y ventilación natural, mientras que en las galerías del segundo nivel se propone reproducir los elementos de protección solar existentes, no solo con este objetivo, sino también, para garantizar la privacidad entre el centro y las viviendas vecinas y permitir la ventilación natural.
En el primer cuerpo del primer nivel se diseñará el mobiliario que recree algunas farmacias desarrolladas en la ciudad a principios del siglo XX”.
Renacerá nuevamente la Farmacia Bottino y la obra del ilustre boticario seguirá viva, gracias al trabajo de jóvenes restauradores que defienden y aman la cultura histórica y patrimonial.
La droguería se distinguió por la excelencia en la presentación de los productos, para ello mandaban a confeccionar envases de porcelana que se exhibían en llamativos estantes confeccionados en madera preciosa y combinados con el uso de espejos y cristales. Estos diseños le conferían un toque elegante a los muebles lo que propició que se le conociera como “la farmacia de los espejos”, acotó la arquitecta.
Estas razones propiciaron que en muy poco tiempo, esa botica (que otrora Bottino la llamó farmacia San Carlos) lograra convertirse en ejemplo del sistema farmacéutico santiaguero y traspasar las fronteras del tiempo. De modo que no es casual que se emprenda su proyecto de rehabilitación próximo a los 500 años de la fundación de la villa.
La Agencia Española de Colaboración Internacional para el Desarrollo (AECID) colabora con la Oficina del Conservador de la Ciudad (OCC) en su restauración. Y son los estudiantes de la Escuela Taller de la Restauración Ugo Luisi los que asumen las difíciles labores.
Ramón Cobas Avivar, Director del centro formativo, dijo que ya pasaron la parte inicial del proyecto: el apuntalamiento de la edificación para aligerar la carga y conservar su estructura, para a partir de ahí terminar su restauración.
Previo a estos trabajos, entre los años 2009 y 2010 el Departamento de Arqueología de la Oficina del Conservador de la Ciudad y jóvenes recién graduados en la especialidad, acometieron las investigaciones arqueológicas en el inmueble, y lograron interesantes resultados.
“Arrojaron evidencias de todo tipo, evidencias estructurales que confirman la utilización del edificio como farmacia en el siglo XIX hasta el siglo XX, y también evidencias materiales: todo tipo de botellería, no solamente de medicamentos (frascos con muestras), sino también de perfumería porque en ese entonces los perfumes se vendían muchas veces en las farmacias”, explicó la Doctora Yaumara López Segrera, Jefa del Departamento de Arqueología de la Oficina del Conservador de la Ciudad.
Y es que la farmacia Bottino no limitó su actividad. En sus laboratorios fueron elaborados remedios homeopáticos y alopáticos, se patentaron jarabes y productos farmacológicos para combatir la tosferina, entre otros medicamentos que garantizaron el prestigio de esta institución.
“La intención es que siga funcionando como farmacia con alguna modalidad: venta de medicamentos homeopáticos en el primer nivel. Todavía no se ha definido la función de la segunda planta”, dijo la proyectista principal.
También dijo que “la estructura del inmueble se mantendrá rescatando los elementos de madera que se encuentren en mal estado y restituyendo los dañados. Se recuperará el patio interior que en estos momentos se encuentra techado para garantizar la iluminación y ventilación natural, mientras que en las galerías del segundo nivel se propone reproducir los elementos de protección solar existentes, no solo con este objetivo, sino también, para garantizar la privacidad entre el centro y las viviendas vecinas y permitir la ventilación natural.
En el primer cuerpo del primer nivel se diseñará el mobiliario que recree algunas farmacias desarrolladas en la ciudad a principios del siglo XX”.
Renacerá nuevamente la Farmacia Bottino y la obra del ilustre boticario seguirá viva, gracias al trabajo de jóvenes restauradores que defienden y aman la cultura histórica y patrimonial.
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