Por Rosalina Tamayo Arañó
Palma Soriano, Santiago de Cuba, 20 nov.— La sala de hemodiálisis de Palma Soriano actualmente forma parte de los servicios del Hospital General Juan B. Viña, pero hace 10 años atiende con esmerada calidad a los pacientes con insuficiencia renal de este municipio y el de Mella.
Palma Soriano, Santiago de Cuba, 20 nov.— La sala de hemodiálisis de Palma Soriano actualmente forma parte de los servicios del Hospital General Juan B. Viña, pero hace 10 años atiende con esmerada calidad a los pacientes con insuficiencia renal de este municipio y el de Mella.
La razón de ser de este nefrocentro es
dar tratamiento sustitutivo de la función renal, a través del método
dialítico. Además de preparar a los pacientes para ser transplantados.
Trabaja las 24 horas en cuatro turnos. Son 52 los enfermos que se atienden tres veces a la semana y cuentan con seis riñones artificiales. Esto equipos por el tiempo de explotación sufren desperfectos técnicos que ponen a prueba el ingenio de los electromédicos, personal tan imprescindible como los doctores y las enfermeras porque de las máquinas depende la vida del paciente.
Hoy existen mejores condiciones para enfrentar los trabajos de reparación porque tienen un stop de herramientas que antes no existían y la experiencia adquirida les permite solucionar los inconvenientes con agilidad.
Cuatro nefrólogos laboran en el servicio de hemodiálisis palmero y se hacen coordinaciones para valorar las fístulas y complicaciones vasculares con el angiólogo. El psicólogo y el clínico también forman parte de este grupo multidisciplinario.
Veintidós pacientes se estudian para ser transplantados y hasta ahora seis están aptos. La Doctora Keilán Montoya Beltrán, especialista en nefrología explica que las expectativas de vida con este tratamiento tiene pronósticos reservados por las complicaciones que hacen algunos pacientes que son hipertensos, cardiópatas o diabéticos, a pesar de que Bárbaro Velázquez Odio ya tiene 8 años con este tratamiento.
Esperando para entrar a recibir atención estaba Eutiquio Vázquez Vázquez, de 71 años y llega desde Mangos de Baraguá perteneciente al municipio Mella. Se traslada hasta acá en una guagua que presta ese servicio. Dice sentirse muy satisfecho del cuidado que le da todo el personal desde los médicos y las enfermeras hasta las pantristas porque habla de la buena elaboración de la comida. Con una sonrisa me comenta: "aquí me hacen vivir"
Mejorar la calidad de vida de personas que dependen de un riñón artificial es el objetivo del colectivo del nefrocentro palmero que se esmera por lograrlo.
Trabaja las 24 horas en cuatro turnos. Son 52 los enfermos que se atienden tres veces a la semana y cuentan con seis riñones artificiales. Esto equipos por el tiempo de explotación sufren desperfectos técnicos que ponen a prueba el ingenio de los electromédicos, personal tan imprescindible como los doctores y las enfermeras porque de las máquinas depende la vida del paciente.
Hoy existen mejores condiciones para enfrentar los trabajos de reparación porque tienen un stop de herramientas que antes no existían y la experiencia adquirida les permite solucionar los inconvenientes con agilidad.
Cuatro nefrólogos laboran en el servicio de hemodiálisis palmero y se hacen coordinaciones para valorar las fístulas y complicaciones vasculares con el angiólogo. El psicólogo y el clínico también forman parte de este grupo multidisciplinario.
Veintidós pacientes se estudian para ser transplantados y hasta ahora seis están aptos. La Doctora Keilán Montoya Beltrán, especialista en nefrología explica que las expectativas de vida con este tratamiento tiene pronósticos reservados por las complicaciones que hacen algunos pacientes que son hipertensos, cardiópatas o diabéticos, a pesar de que Bárbaro Velázquez Odio ya tiene 8 años con este tratamiento.
Esperando para entrar a recibir atención estaba Eutiquio Vázquez Vázquez, de 71 años y llega desde Mangos de Baraguá perteneciente al municipio Mella. Se traslada hasta acá en una guagua que presta ese servicio. Dice sentirse muy satisfecho del cuidado que le da todo el personal desde los médicos y las enfermeras hasta las pantristas porque habla de la buena elaboración de la comida. Con una sonrisa me comenta: "aquí me hacen vivir"
Mejorar la calidad de vida de personas que dependen de un riñón artificial es el objetivo del colectivo del nefrocentro palmero que se esmera por lograrlo.
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