Por Yulia Nela González Bazán
Santiago de Cuba, 17 oct.— El son como el bolero es una creación que significó un gran aporte a la historia de la música de nuestro país. De ahí el gran arraigo que logran aún hoy en día cuando la fusión y los géneros modernos acaparan espacios en el espectro sonoro.
Por ello resulta grato disfrutar en Santiago de Cuba de un Festival de la Trova al que asisten diferentes generaciones de cantautores, y que perdura como el festival más antiguo de Cuba.
También es reconfortante que desde hace ya más de una década se viva aquí un Festival del Son, protagonizado por músicos de todo el país. Un encuentro que destaca por su amplia convocatoria, que toma por asalto a todos los escenarios de la ciudad.
Un ejemplo de ello es la Casa de la trova santiaguera, templo de la canción trovadoresca, pero también de la buena música cubana. Entonces no extraña que gustosa seda sus espacios al MatamoroSon, justo en el corazón de esta añeja urbe.
Grupos del patio como el Septeto Santiaguero en esta ocasión acompañado de José Alberto “El canario”, Moneda Nacional que junto a Raúl Lora presenta por estos días un nuevo audiovisual, La pasión, Dinza y su sonora, Son del tres, así como otros llegados desde otras provincias como Son entero de Camaguey, Ellas Son de Villa Clara, entre otros amenizan las tardes de este gustado sitio.
Un momento muy particular tuvo lugar en el Salón de los Grandes de esta Casa de la Trova “Pepe Sánchez”, y fue el homenaje de La estudiantina invasora al recientemente fallecido Inaudis Paisán, quien junto a su trompeta se mantendrá por siempre unido a este sitio.
Jornadas de lujo para todos los seguidores del son, género indisolublemente ligado a Santiago de Cuba y su gente.
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