Por Armando Fernández
Santiago de Cuba, 31 oct.— Hace 58 años el mes de octubre de 1956 fue de mucha intensidad para el joven revolucionario santiaguero, Frank País García, y más a partir de la segunda entrevista que sostuviera con Fidel en Méjico, donde fue designado como máximo dirigente del Movimiento 26 de Julio en la Isla y pudo precisar además, que antes de finalizar el año debía ocurrir la expedición que traería a Cuba los efectivos para reiniciar la lucha contra el régimen dictatorial del general Fulgencio Batista.
Santiago de Cuba, 31 oct.— Hace 58 años el mes de octubre de 1956 fue de mucha intensidad para el joven revolucionario santiaguero, Frank País García, y más a partir de la segunda entrevista que sostuviera con Fidel en Méjico, donde fue designado como máximo dirigente del Movimiento 26 de Julio en la Isla y pudo precisar además, que antes de finalizar el año debía ocurrir la expedición que traería a Cuba los efectivos para reiniciar la lucha contra el régimen dictatorial del general Fulgencio Batista.
Por tanto el imperativo para Frank era
asegurar que la expedición desembarcara sin contratiempos en la fecha
que aunque todavía imprecisa, se suponía fuera entre finales de
noviembre y la primera mitad de diciembre. En ese sentido debían
prepararse las actividades de apoyo al desembarco, así como la recepción
y traslado de los combatientes hacia las montañas del sur oriental.
Antes de partir de Méjico, Frank conoció de primera mano cómo marchaban los preparativos de la expedición y la compra del Yate Granma, que aunque con limitaciones de capacidad, podía sin embargo, realizar la travesía entre Tuxpan y Cuba. Además, el joven revolucionario se encontró con algunos viejos amigos radicados allí y realizó prácticas de tiro. Después regresó a la patria vía Miami entrando por la ciudad de Camagüey.
Ya en Cuba para finales de octubre, Frank País se entrevistó en Camagüey con los dirigentes del Movimiento 26 de Julio en esa provincia, que en relación con el arribo del Granma y por la falta de armas, ese territorio quedaría como apoyo a las acciones que se realizarían en Oriente, fundamentalmente, para permitir la llegada de los combatientes.
Después de su estancia en tierra agramontina Frank viajó en ómnibus hasta Las Villas, donde también constató con los máximos responsables del Movimiento 26 de Julio, imponiéndolos de los planes de apoyo al desembarco de los expedicionarios, aunque al igual que Camagüey, esta provincia no podía hacer mucho por carecer también de armamento.
El primero de noviembre de 1956, Frank se encontraba ya en La Habana en el apartamento de la moncadista Haydeé Santamaría donde se reunió con su hermano Aldo y con Armando Hart, ambos de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, informándoles de las decisiones adoptadas en Méjico con Fidel, de que el joven santiaguero asumiera la responsabilidad como Jefe de Acción del Movimiento.
En ese encuentro se nombraron tres responsables de acción para el apoyo al desembarco. Estos fueron Aldo Santamaría, para la parte occidental, es decir de Pinar del Río a La Habana y Matanzas; así como Cheché Alonso, en la zona central, Villa Clara y Camagüey, en tanto que el propio Frank asumiría la jefatura del territorio oriental.
Así terminó octubre y comenzó noviembre de 1956 para esas dos epopeyas que sin dudas fueron: el Levantamiento Armado de Santiago de Cuba y el Desembarco de los expedicionarios del yate Granma.
Antes de partir de Méjico, Frank conoció de primera mano cómo marchaban los preparativos de la expedición y la compra del Yate Granma, que aunque con limitaciones de capacidad, podía sin embargo, realizar la travesía entre Tuxpan y Cuba. Además, el joven revolucionario se encontró con algunos viejos amigos radicados allí y realizó prácticas de tiro. Después regresó a la patria vía Miami entrando por la ciudad de Camagüey.
Ya en Cuba para finales de octubre, Frank País se entrevistó en Camagüey con los dirigentes del Movimiento 26 de Julio en esa provincia, que en relación con el arribo del Granma y por la falta de armas, ese territorio quedaría como apoyo a las acciones que se realizarían en Oriente, fundamentalmente, para permitir la llegada de los combatientes.
Después de su estancia en tierra agramontina Frank viajó en ómnibus hasta Las Villas, donde también constató con los máximos responsables del Movimiento 26 de Julio, imponiéndolos de los planes de apoyo al desembarco de los expedicionarios, aunque al igual que Camagüey, esta provincia no podía hacer mucho por carecer también de armamento.
El primero de noviembre de 1956, Frank se encontraba ya en La Habana en el apartamento de la moncadista Haydeé Santamaría donde se reunió con su hermano Aldo y con Armando Hart, ambos de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, informándoles de las decisiones adoptadas en Méjico con Fidel, de que el joven santiaguero asumiera la responsabilidad como Jefe de Acción del Movimiento.
En ese encuentro se nombraron tres responsables de acción para el apoyo al desembarco. Estos fueron Aldo Santamaría, para la parte occidental, es decir de Pinar del Río a La Habana y Matanzas; así como Cheché Alonso, en la zona central, Villa Clara y Camagüey, en tanto que el propio Frank asumiría la jefatura del territorio oriental.
Así terminó octubre y comenzó noviembre de 1956 para esas dos epopeyas que sin dudas fueron: el Levantamiento Armado de Santiago de Cuba y el Desembarco de los expedicionarios del yate Granma.
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