Por Coral Vázquez Peña
Santiago de Cuba, 19 oct.— Los años han pasado, más el tiempo ha sido fiel guardián de los libros, las reliquias y las obras pictóricas que mantienen vivos y juntos a quienes dejaron para siempre una huella de agradable recuerdo: Elvira Cape y Emilio Bacardí.
El 20 de mayo de 1928 se inauguró en Santiago de Cuba un soberbio edificio para conservar cuánto hecho importante registrara la historia, para que el futuro recordara la abnegada época.
En el Museo y biblioteca municipal tenemos las santiagueras y los santiagueros, desde entonces, un lugar donde aquilatar la grandeza de Elvira Cape y Emilio Bacardí, para elevar la cultura y el bienestar del pueblo.
Muchas cosas hermosas le dieron estos hijos a la ciudad de Santiago de Cuba y aunque han perdurado en el tiempo quizás existan personas que les desconozcan.
El último día de 1901, cuando el reloj de la Catedral daba las 12 campanadas, en el ayuntamiento se izó por primera vez la enseña nacional cubana. A partir de ese momento, con la fiesta de la bandera el pueblo santiaguero recibe la llegada del nuevo año.
La presencia del ilustre alcalde Emilio Bacardí y de Elvira Cape está presentes en la jardinería de la Plaza Principal, en el surgimiento de la Banda Municipal, en el arreglo de las calles del barrio de El Tivolí, en el alumbrado público, en la vacunación gratuita a la población y en el empleo en oficinas del ayuntamiento a las viudas de la guerra.
El 28 de agosto de 1922 falleció Don Emilio Bacardí pero su obra la continuó su virtuosa esposa hasta el día en que la ciudad perdió a una hija predilecta.
La ausencia de ambos constituyó una pérdida irreparable para Santiago de Cuba pero el recuerdo de quienes supieron cultivar rosas interiores vive hoy en la gratitud de todo el pueblo.
Santiago de Cuba, 19 oct.— Los años han pasado, más el tiempo ha sido fiel guardián de los libros, las reliquias y las obras pictóricas que mantienen vivos y juntos a quienes dejaron para siempre una huella de agradable recuerdo: Elvira Cape y Emilio Bacardí.
El 20 de mayo de 1928 se inauguró en Santiago de Cuba un soberbio edificio para conservar cuánto hecho importante registrara la historia, para que el futuro recordara la abnegada época.
En el Museo y biblioteca municipal tenemos las santiagueras y los santiagueros, desde entonces, un lugar donde aquilatar la grandeza de Elvira Cape y Emilio Bacardí, para elevar la cultura y el bienestar del pueblo.
Muchas cosas hermosas le dieron estos hijos a la ciudad de Santiago de Cuba y aunque han perdurado en el tiempo quizás existan personas que les desconozcan.
El último día de 1901, cuando el reloj de la Catedral daba las 12 campanadas, en el ayuntamiento se izó por primera vez la enseña nacional cubana. A partir de ese momento, con la fiesta de la bandera el pueblo santiaguero recibe la llegada del nuevo año.
La presencia del ilustre alcalde Emilio Bacardí y de Elvira Cape está presentes en la jardinería de la Plaza Principal, en el surgimiento de la Banda Municipal, en el arreglo de las calles del barrio de El Tivolí, en el alumbrado público, en la vacunación gratuita a la población y en el empleo en oficinas del ayuntamiento a las viudas de la guerra.
El 28 de agosto de 1922 falleció Don Emilio Bacardí pero su obra la continuó su virtuosa esposa hasta el día en que la ciudad perdió a una hija predilecta.
La ausencia de ambos constituyó una pérdida irreparable para Santiago de Cuba pero el recuerdo de quienes supieron cultivar rosas interiores vive hoy en la gratitud de todo el pueblo.
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