Autor : Mariano Aldana Villalón
Prácticamente desde que comenzó el curso escolar en el mes de
septiembre, los estudiantes de la enseñanza media en esta provincia
brindan su modesto aporte en la cosecha cafetalera y en la producción de
alimentos.
Indiscutiblemente, la recogida de los cerezos ha
demandado mucha más participación, tal y como indica el cierre de la
primera etapa de la escuela al campo, en la cual se movilizaron cerca de
3 000 estudiantes.
Iniciada la segunda etapa –de unos 30 días-
ya está en los macizos cañeros del territorio similar cifra para hacer
frente a los llamados picos de maduración. En este período también
brindan su aporte otros 2 000, pero en la producción de alimentos,
fundamentalmente en los cultivos varios.
Debo significar que en
ambos casos, han sido garantizadas las condiciones técnico-materiales de
albergamiento, incluidos radio, televisión y juegos pasivos y otras
actividades recreativas para que los estudiantes disfruten de un buen
descanso.
En total son 4 etapas movilizativas. Para las últimas
dos se tiene previsto convocar a unos 3 700 estudiantes, de que conjunto
en el esfuerzo productivo aportarán el 20% del café total que acopiará
esta provincia, la mayor productora del grano en el país.
En los
partes emitidos por los municipios cafetaleros se puntualiza que la
fuerza juvenil cumple satisfactoriamente con los requisitos de la
cosecha, poniendo mucho interés en no dañar la planta y recoger todo el
grano posible.
Igual sucede con los que apoyan las tareas
agrícolas. El consenso generalizado es que son muy disciplinados y
productivos, tanto en la siembra, cosecha y atenciones culturales a las
plantaciones.
Este cambio de actividad forma parte del programa
martiano de estudio-trabajo en el empeño de la Revolución por tener
hombres y mujeres mejores preparados para la vida.
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