Autor : Karina Sotomayor Otero
La piratería en el Mar Caribe fue uno de los grandes episodios que marcó
profundamente la Humanidad. Mitos y leyendas que llegaron a la
posteridad impactando definitivamente la oralidad, la literatura y el
cine. Un ejemplo lo tenemos en uno de los pasajes del año 1704 cuando el
bucanero Alejandro Selkirk sostuvo una disputa con su capitán, lo que
le valió cuatro años de destierro en una isla desierta; fue sin
imaginarlo, la inspiración de la novela de Robinson Crusoe.
La
era de oro de la piratería en el Caribe comenzó en la década de 1560,
pero desde 1538 se registraron ataques de corsarios y piratas a la
ciudad de Santiago de Cuba. De ahí que un siglo después comenzó la
construcción de una fortaleza militar renacentista Pedro de la Roca como
protección de los ataques navales.
Declara Ana Rebeca Muñoz,
museóloga de la instalación que luego de construida la fortaleza no se
registraron ataques ala ciudad: “Se afirma que en el año 1662, el 18 de
octubre una escuadra inglesa al mando de Chistopher Mings penetró por
Aguadores, con alrededor de 12 naves y 2000 hombres. En el año 1679
fracasó otro intento y en 1697 con la firma de la Paz de Ryswick termina
la era de los bucaneros y filibusteros. Años como en 1538, 1543, 1554,
1586, 1635 y 1536 fue significativo el asedio de corsarios y piratas
franceses y holandeses”.
En 1978 se inauguró en esa instalación
el Museo de la Piratería. Diecisiete años más tarde cambió su nombre y
se bautizó Museo Castillo del Morro San Pedro de la Roca. De sus 7 salas
expositivas la de Piratería en el Caribe es una de las más visitadas
por el turismo nacional y extranjero. John Hawkins, Francis Drake, Roc
“El Brasiliano” y el mismísimo Selkirk se destacan en un panel central
por sus aventuras sanguinarias.
Al transitar por la sala se
aclara de una vez que pirata, bucanero, filibustero y corsario no es un
solo concepto, error común que no distingue orígenes ni significados. La
colección de armas blancas y de fuego es también un atractivo del
museo; próximamente la historia de mujeres piratas reclamará atenciones…
El
Castillo se declaró por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Es
historia viva del arte militar desarrollado en Cuba, Italia y España,
entre los siglos XVII y XIX. Una huella que se lastima por las
filtraciones, la falta de luminarias en sus salas y averías en el
enrejado de sus balcones. Aún así continúa frente al Caribe defendiendo
sus historias, mitos y leyendas.
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