Autor : Armando Fernández Martí
"Hay hombres que hasta después de muertos dan luz de aurora" y Frank
País García fue uno de esos hombres que con su ejemplar vida de
revolucionario iluminó el camino de su pueblo hacia la libertad. No fue
Frank uno de esos superhéroes de la mitología, pero sin dudas, él fue a
juicio de quienes le conocieron uno de esos seres superiores ante los
cuales hay que inclinar siempre la frente.
Cuando fue asesinado
el 30 de julio de 1957, Frank País tenía tan solo 22 años, y al
conocerse su historia, se piensa en cómo fue posible que en tan corto
tiempo haya dejado tras de sí una vida tan hermosa y fructífera.
Nació
el 7 de diciembre de 1934, justamente cuando el Titán de Bronce Antonio
Maceo cumplía 38 años de su caída en combate y tal vez esa coincidencia
histórica le departió también a Frank un protagonismo preponderante en
la lucha por la libertad e independencia de la Patria.
Procedente
de una familia de religiosos Frank comenzó a transitar por la vida con
un profundo sentimiento por el amor al prójimo y de niño, adolescente y
joven, fue capaz de sentir como suyo el dolor de los demás seres
humildes y sobre todo le dolía la opresión de la Patria.
Ya con
una destacada hoja de servicios revolucionarios, sin embargo, fue el
asalto al cuartel Moncada el que cambió el curso de su vida,
integrándose al Movimiento 26 de Julio, y dedicando a él todos sus
esfuerzos donde puso de manifiesto su capacidad de ser excepcional de
extraordinario dirigente y vehemente organizador como lo demostró al
desarrollar la lucha clandestina urbana en Oriente y todo el país.
Se
entrevistó con Fidel en Méjico en dos ocasiones en 1956 y de allí
partió para organizar las acciones que permitirían el desembarco de la
expedición, incluido el alzamiento armado de Santiago de Cuba, el 30 de
Noviembre de ese año.
Después ofreció todo su apoyo a la lucha
armada en la Sierra Maestra con el envío desde los primeros momentos de
hombres, armas, medicinas y otros avituallamientos imprescindibles para
la lucha guerrillera.
Frank País se convirtió así en el más
peligroso enemigo para la dictadura y por ello, fue perseguido con saña
hasta que la tarde del 30 de junio de 1957 fue cercado y asesinado en el
Callejón del Muro de su natal Santiago de Cuba.
Se equivocó la
dictadura al pensar que con la muerte de Frank se acabaría el movimiento
clandestino. Por el contrario, su ejemplo y figura tomaron dimensiones
ilimitadas que ninguna represión pudo retener como la propia actitud del
pueblo durante su entierro, en la tarde del 31 de julio de 1957.
Ningún
homenaje mejor a Frank País en este día, que recordar lo dicho por
Fidel al conocer su muerte: "Era el más valioso, el más útil y el más
extraordinario de nuestros combatientes". Así se recordará por siempre.
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