Tomado de Granma Digital
Como informó el diario Granma, el pasado 22 de julio a las 13:50 horas,
un auto Hyundai Accent matrícula de turismo T31402, se salió de la vía y
se impactó contra un árbol en un tramo de la carretera Las
Tunas-Bayamo, en la localidad de Las Gabinas, provincia Granma. En este
lamentable accidente fallecieron los ciudadanos Oswaldo José Payá
Sardiñas y Harold Cepero Escalante; mientras que resultaron lesionados
leves los extranjeros Ángel Francisco Carromero Barrios y Jens Aron
Modig, de ciudadanías española y sueca, respectivamente.
Durante
el proceso investigativo, se precisó que el vehículo salió de La Habana
sobre las 06:00 horas de ese día, conducido por Ángel Carromero, y se
dirigió a Santiago de Cuba. Jens Aron viajaba en el asiento delantero
derecho; Oswaldo Payá en el asiento trasero izquierdo y a su lado Harold
Cepero. Estos dos últimos no llevaban puesto el cinturón de seguridad.
El
tramo de la carretera en que ocurrió el accidente está en reparación y
por espacio de unos dos kilómetros no se encuentra pavimentada la
superficie de rodamiento, lo cual lo convierte en una especie de
terraplén con abundante gravilla; por tanto, muy resbaladizo. El
análisis pericial arrojó que el lugar es una vía recta que cuenta con
buena visibilidad y había una señal que indicaba la existencia de
hombres trabajando en su mantenimiento, precedida de otras similares que
alertan a los conductores de los tramos en reparación.
Al
respecto, el apartado dos del artículo 127 de la Ley 109, de seguridad
vial, establece que "no se debe conducir un automóvil a una velocidad
mayor de 60 kilómetros por hora en camino de tierra o terraplén"; y en
el 128 que "Sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos anteriores,
en relación con el límite general de velocidad, el que guíe un vehículo o
animal por la vía debe tener pleno dominio de su movimiento y está
obligado a moderar la marcha y si es preciso detenerla siempre que la
circulación, estado de la vía o la visibilidad lo imponga", en especial,
"cuando la superficie está resbaladiza por agua, grasa, arena, lodo u
otras sustancias o estas puedan proyectarse hacia los vehículos y
peatones".
El dictamen pericial y las declaraciones de tres
testigos presenciales del accidente: José Antonio Duque de Estrada
Pérez, Lázaro Miguel Parra Arjona y Wilber Rondón Barrero, permitieron
establecer que el auto irrumpió al terraplén a exceso de velocidad. Al
respecto, el capitán Jorge Fonseca Mendoza, perito del lugar del hecho
(12 años de experiencia), apuntó que el conductor aplicó los frenos de
una manera abrupta, ochenta metros después de haber entrado al
terraplén, perdió el control del vehículo y el carro giró del costado
izquierdo por espacio de 63 metros, con el frente hacia la cuneta y el
maletero hacia el centro de la vía, hasta impactar con un árbol en el
borde derecho de la carretera, lo cual confirma la extrema velocidad con
que era conducido.
José Antonio Duque de Estrada, trabajador del
Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), quien reside en el
municipio granmense de Río Cauto y transitaba por el lugar del hecho en
una bicicleta, declaró al Órgano de Instrucción:
"El carro me
pasó a alta velocidad por al lado, con seguridad iba a más de 100
kilómetros por hora. Rebasó a un tractor que también iba en la misma
dirección y después vi una tremenda polvareda, cuando entró a un tramo
que está en mal estado. Al aproximarme, ya con menos polvareda, vi al
carro impactado contra un árbol en la cuneta. A mi modo de entender, la
razón más clara que yo veo del accidente es el exceso de velocidad. Al
caer en el terraplén no es lo mismo que en el pavimento, no hay freno
que valga, el carro no se sujeta, se desliza y se impactó contra el
árbol".
Por su parte, Lázaro Miguel Parra Arjona, tractorista del
INRH y vecino de La Sal, en el municipio de Yara, confirmó esta
versión: "El carro me adelantó a gran velocidad; luego vi la nube de
polvo fuerte y cuando bajó el polvo pude ver el auto impactado en el
árbol que está en la cuneta".
Tanto José Antonio como Lázaro
conducían en la misma dirección del auto accidentado, pero Wilber Rondón
Barrero, campesino de Río Cauto, venía en dirección contraria, a unos
cien metros de distancia del sitio donde ocurrió el siniestro. "Cuando
me acercaba vi que el carro perdía el control y se impactaba contra un
árbol de la cuneta", declaró.
Un
equipo de la Dirección de CriminaIística integrado por: teniente
coronel Misael Fontes Pérez, oficial de la Sección de Averías,
Explosiones e Incendios (19 años de experiencia como perito); teniente
coronel Inardi Reyes Uriarte, jefe de la Sección Provincial de
Criminalística de Granma (11 años de experiencia como perito) y el
capitán Jorge Fonseca, de conjunto con Fidel Núñez Guevara, jefe de
Ingeniería del Tránsito en la provincia Granma (9 años de experiencia
como perito), concluyó categóricamente que el conductor manejaba a
exceso de velocidad y que el vehículo presentaba una abolladura de 67
centímetros de ancho con 45 centímetros de profundidad en el lateral
izquierdo trasero, perpendicular al eje longitudinal del auto (lugar
donde viajaban los fallecidos), como consecuencia de un fuerte golpe que
deformó sustancialmente el monochasis y el techo, cuyas características
y dimensiones se corresponden con el tronco del árbol referido.
El
dictamen médico forense indica que Oswaldo Payá falleció
instantáneamente a consecuencia de un traumatismo craneoencefálico como
resultado del fuerte impacto recibido; mientras que Harold Cepero murió
en el hospital clínico quirúrgico Carlos Manuel de Céspedes, de la
ciudad de Bayamo, debido a una insuficiencia respiratoria aguda por
tromboembolismo pulmonar graso del lóbulo superior del pulmón izquierdo,
derivada de la fractura fragmentada del fémur izquierdo.
Ángel
Francisco Carromero declaró al Órgano de Instrucción que no recordaba
haber visto la señalización que alerta sobre el estado en que se halla
la vía.
Añadió que irrumpió al terraplén a una velocidad que no
puede precisar, debido a que no iba observando el cuentamilla y al
percatarse de que transitaba sobre grava, intentó disminuir la velocidad
mediante un frenazo brusco y el auto comenzó a resbalar de lado hasta
impactarse contra el árbol. Jens Aron declaró que él estaba dormitando
cuando sintió el frenazo y el desplazamiento lateral del vehículo; luego
perdió la conciencia.
A partir del análisis lógico del tiempo de
viaje (cerca de ochocientos kilómetros en menos de ocho horas, con tres
paradas intermedias), las declaraciones de los testigos y el estudio
pericial del lugar del hecho y el vehículo, el equipo investigativo
evaluó que Ángel Francisco Carromero Barrios debió conducir a una
velocidad
promedio superior a los 120 kilómetros por hora y que fueron su falta
de atención al control del vehículo, el exceso de velocidad y la
incorrecta decisión de aplicar los frenos de manera abrupta en una
superficie resbaladiza, las causas que determinaron este trágico
accidente que costó la vida a dos seres humanos.
Continúa el proceso investigativo y de instrucción penal, en correspondencia con las leyes cubanas.
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