Autor : Mariano Aldana Villalón
Cuando Juan Ortiz Moranillo se convirtió en usufructuario para producir alimentos, bajo el amparo del Decreto-Ley 259, muchos en el municipio montañoso de Tercer Frente tuvieron sus dudas de que saliera adelante por lo avanzado de su edad.
Pero que lejos se estaban los que así pensaron hace par de años, pues este hombre hecho para el trabajo agrícola, a punto de acariciar las siete décadas de vida, demuestra con su quehacer que sí se puede, si en definitiva hay voluntad para enfrentar cualquier desafío.
La gente, por supuesto, comenzó a cambiar. Hoy las opiniones son totalmente favorables. Así lo pude corroborar a principios del año 2011, cuando me dí un salto por su terruño. Todo el mundo me hablaba que el nombre “La Fortuna” con que Juan Ortíz bautizó su finca, de 10 caroses, hace honor a lo que allí se produce.
La grandeza de este hombre y de su familia, está en la transformación lograda en las hectáreas recibidas donde únicamente había marabú. El fomento del café es su objeto social primario, aunque dedica otras partes a la producción de alimentos, como frijol y maíz, que hoy se cotizan a elevados precios en el mercado mundial.
Ese año, produjo más de 600 latas de café y un buen volumen de granos para la población de la zona. No se puede dejar de mencionar otros aportes en viandas, vegetales, hortalizas y frutales.
Hace unos días lo visité nuevamente y para mi asombro la finca se sigue desarrollando con una mayor diversificación y rotación de los cultivos. Bueno, en el café irá por la misma cantidad en la cosecha que se avecina, pero con menos áreas en producción, pues está rehabilitando DOS caroses.
Me comentaba Juan Ortíz que su esposa Dignora Alarcón es la que arrastra a toda familia, los hijos y nietos ayudan los fines de semanas. Ella se encarga de preparar el desayuno, merienda y almuerzo, y cuando concluye esas tareas se faja como el que más sembrando, desyerbando, recolectando productos, en fin es la bujía inspiradora de todo lo que logra en la finca.
De la finca “La Fortuna” se seguirá hablando y por mucho tiempo, pues Juan Ortíz se siente aún fuerte para continuar desafiando la vida. En mi retirada me hizo una sugerencia: “no dejes de poner que estaré aquí en la finca hasta que las fueras me abandonen”.
Así lo creo y estoy seguro que Juan Ortíz estará haciendo de las suyas para sacarle los alimentos a la tierra en su modesto aporte en la sustitución de importaciones.
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