Autor : Coral Vázquez Peña
Hoy se celebra el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo en todo el planeta para recordar el compromiso asumido por diferentes naciones en la Conferencia Mundial sobre la Ciencia, que se celebró en Budapest en 1999 y donde se reflexionó en los desafíos que la ciencia debía alcanzar.
El propósito de la celebración es renovar el compromiso en la utilización responsable de la ciencia en beneficio de las sociedades, para la erradicación de la pobreza y en pro de la seguridad humana. En este empeño por lograr una mayor conciencia en el público acerca de la importancia de la ciencia y cerrar la brecha existente entre ella y la humanidad que en Cuba se dan importantes pasos para alcanzar la llamada “sociedad del conocimiento” y por ello una constante ha sido siempre incluir el quehacer de los hombres y las mujeres de pensamiento en todos los procesos sociales y productivos con el debido compromiso y divulgación.
En la mayor de Las Antillas son ejemplos todos los programas de la salud pública cubana para garantizar el bienestar de la población, como lo es el materno, y el quehacer de los centros de investigación del país en el incremento de la producción de alimentos y el aprovechamiento óptimo de las diferentes fuentes de energía.
Y en este gran panorama mundial y nacional, Santiago de Cuba también tiene mucho que mostrar con aportes tan significativos como la introducción de las producciones científicas del Centro de Biofísica Médica en la atención primaria de salud, el empleo de los acondicionadores magnéticos en la producción de alimentos en cultivos tapados y el mejoramiento de la enseñanza del idioma español en Cuba gracias a los libros del Centro de Lingüística Aplicada de la ciudad.
Todas ellas constittuyen razones más que suficientes para celebrar en Cuba la fecha y para afirmar que aquí, siempre es Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, no solamente el 10 de noviembre de cada año.
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