Por José Raúl Castillo Argüelles
Santiago de Cuba, 26 ago.— Tres sub-series perdidas consecutivamente, incluyendo una barrida en suelo espirituano, después de un estreno alentador que se concretó con tres victorias a costa de Guantánamo, no dejan duda alguna del mal momento que atraviesan las Avispas de Santiago de Cuba, cuyo saldo de siete fracasos en doce juegos disputados pone evidentes dificultades al empeño de incluirse entre los ocho equipos que avancen a las segunda fase del campeonato.
No estamos aún en tiempo de sonar las alarmas porque restan 33 juegos por disputar en este casi relampagueante camino de la clasificación pero este preocupante desempeño requiere de inmediatas reflexiones del cuerpo técnico y lo que es más importante, encontrar los resortes que mejoren sustantivamente y a corto plazo estos magros resultados del comienzo.
Por eso hoy pretendo, mediante un acercamiento al lenguaje numérico, escudriñar los puntos flacos del conjunto y las áreas que demandan una respuesta urgente para mudar el curso de la historia e insuflar nuevos bríos en medio de un lógico desconcierto que va tomando cuerpo y puede acabar por minar definitivamente las metas propuestas.
Si comenzamos por evaluar los resultados de la ofensiva advertimos que su media colectiva de .307 resulta al menos satisfactoria, solamente siete equipos rebasan la anhelada cota de .300 y uno de ellos es justamente Santiago de Cuba.
Adicionalmente su OBP (porcentaje de embasado) es de .386, muy por encima del índice colectivo del campeonato que anda por .376. Su slugging también está entre los mejores del certamen con dígitos de .439 que exceden igualmente el promedio general de la competición, fijado en estos momentos en .402.
Con 9 cuadrangulares disparados, solamente queda por debajo de Cienfuegos, Holguín e Industriales que suman 11 en cada caso, lo que evidencia que hay fuerza en las muñecas de su artillería pero, consecuencia casi lógica de la búsqueda de esa conexión mayúscula, el equipo se resiente al tacto pues suma 57 ponches, solo por detrás de Ciego de Ávila (62), Granma (64) y Holguín (74).
Podría agregarse a esta revisión del bateo la cantidad de corredores en circulación que impulsan y aquí podemos encontrar un índice al menos mejorable, actualmente exhiben 46 hombres en base propulsados hacia home; por debajo de lo conseguido por Artemisa (62), Cienfuegos (68), Isla de la Juventud (55), Industriales (57) y Matanzas (63). Sin dudas, el conjunto debería mejorar el bateo oportuno para respaldar el trabajo de su pitcheo.
Justamente vemos ahora los datos que nos aporta el trabajo de los lanzadores.
El promedio colectivo de efectividad de Santiago de Cuba es de 4.10, inferior a la media del campeonato que es de 4.75 y su Whip (bases por bolas y hits por innings) es de 1.55, por debajo del promedio general de la serie que es de 1.60.
Llama la atención el alto número de jits permitidos por cada nueve entradas de actuación: 10.15.
Sus lanzadores promedian a 5.03 ponches por cada nueve entradas de actuación y han concedido 41 bases por bolas (3.82 por cada nueve entradas). Resultados que sin ser de excelencia, resultan halagüeños.
Hay un aspecto que pone en entredicho el dominio de la mecánica de lanzamientos pues sus tiradores encabezan el índice negativo de balks cometidos con 4.
Estos datos generales no parecen en extremo preocupantes pero si desglosamos el trabajo de abridores y relevistas podremos encontrar diferencias que han tenido mucho peso específico en el declinar del conjunto.
El pitcheo abridor de Santiago de Cuba trabaja para 2.56, sin dudas encomiable pese a que parte de su línea de iniciadores son lanzadores de larga trayectoria en nuestro béisbol.
No tan bien parados salen los relevistas que tienen una efectividad colectiva de 7.02, solo peor en este momento que lo logrado por los apagafuegos de Ciego de Ávila (7.55).
Por más señas, los bateadores contrarios promedian ante los relevistas santiagueros para sorprendente .343 que es el más alto entre todos los concursantes, media que contrasta significativamente con lo alcanzado por los abridores que ostentan .258.
En conclusión el trabajo del bulpén encara una gran responsabilidad en la cadena de tropiezos que ha entorpecido la buena marcha del equipo. Finalmente demos un vistazo a la defensa.
Las Avispas defienden colectivamente para .968 que se acerca a lo aceptable pero cede ante lo conseguido por la mayoría de los equipos participantes, acumulan 14 errores únicamente menos que Artemisa (21), Granma (16), Industriales (19) y Sancti Spíritus (19). Un total de diez carreras sucias son imputables a estas fallas al campo y a no dudar han pesado en algunos desenlaces negativos.
En conclusión bateo con más productividad, mejoría en el trabajo de los relevistas y mayor hermetismo defensivo para defender la labor de los lanzadores son aristas que demandan una respuesta rápida y eficiente para frenar el curso negativo que los atrapa en estos momentos.
La sub-serie que hoy comienza frente a Industriales pondrá a prueba estas urgencias y permitirá avizorar una posible reaccción de la nómina o acaso confirmar que las carencias referidas siguen lastrando el necesario camino de la trepada.
La actuación individual escapa a los propósitos de este breve trabajo.
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