Por Lourdes Palau Vázquez
Santiago de Cuba, 17 jun.— Cuentan de una muchacha hermosa nacida en Santiago de Cuba que cautivó su ciudad, no solo por sus dotes naturales que fueron muchos, sino también por haberse destacado en las luchas clandestinas por la libertad de su Patria oprimida, sin miedo y con audacia.
Dicen que aquella santiaguera con porte de reina estudió Química en la universidad de Oriente y encantaba con su dulce voz en el coro de la alta casa de estudios, jugaba voleibol, encabezaba protestas estudiantiles contra la dictadura imperante en Cuba en los años cincuenta y se mostraba afectiva y solidaria con todos sus compañeros.
Aquella mujer encantadora se llama Vilma Espín Guillois nacida y criada en el seno de una familia de una favorable posición económica, sin embargo aseguran sus conocidos que nunca la acompañaron lujos, inclinándose siempre hacia la espiritualidad, por ello cultivó muchas amistades.
El sentido de justicia la acompañó durante toda su vida de ahí su entrega incondicional a la causa revolucionaria y luego del triunfo a partir del 1 de Enero de 1959 su figura vislumbra imprescindible en la forja de una nueva sociedad, luchando con ejemplaridad por la emancipación de las mujeres cubanas, marginadas por siglos y desde su posición como presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas enfrenta con ética, firmeza e inteligencia prejuicios e incomprensiones a favor de la emancipación.
Vilma, sencillamente le llamó su pueblo que la lloró el día de su partida: 18 de Junio del 2007. Se llenaron las plazas en campos y ciudades para el tributo, ante su fotografía hubo rosas y flores silvestre y en los pechos apretados por su notable ausencia física una resolución enérgica que nace del ejemplo del paso por la vida de los grandes. Vilma la muchacha hermosa, la santiaguera con porte de reina, la mujer encantadora, inteligente, ética, la que luchó siempre sin miedo y con audacia permanecerá por siempre en el corazón de su pueblo.
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