Por Margarita Piedra Cesar
Santiago de Cuba, 15 mar.— "De lo más glorioso de nuestra historia", calificó José Martí la Protesta de Baraguá. Llevada a cabo el 15 de marzo de 1878 por el General Antonio Maceo Grajales, quien virilmente expresó al General español Arsenio Martínez Campos, el desacuerdo de los mambises orientales con el Pacto del Zanjón, conveniado entre representantes de la República en Armas y España, sin que se le concediera a los cubanos la independencia de la isla y la abolición de la esclavitud, dos objetivos supremos por los cuales se había luchado durante 10 años.
Con ese valiente gesto el General Antonio elevaba su estatura hasta la más alta cumbre de la patria y sobre todo,salvaba la Revolución Cubana de una vergonzosa y humillante muerte, que era lo que quería España con el Pacto del Zanjón, al cual se acogieron los débiles y los cansados, los oportunistas y equivocados sin convencerse de que a los colonialistas la verdadera paz y la independencia había que arrancársela con el filo del machete.
Fue el momento más grande de la entrevista cuando Maceo frente a Martínez Campos y los entorchados militares que le acompañaban, rechazó enérgicamente leer el documento contentivo de lo acordado en el Zanjón, provocando la ira del representante colonialista, quien preguntó al General cubano: "¿Volverán a romperse las hostilidades?", y éste le contestó: "!Volverán a romperse las hostilidades!". Ocho días después, el 23 de marzo de 1878, la guerra se reiniciaba.
Teniendo en cuenta que con el Pacto del Zanjón cesaba el gobierno y la República en Armas, ese 15 de marzo, allí mismo en Baraguá, se redactó una nueva Constitución con solo seis capítulos, que recogía la necesidad de los nuevos tiempos. Asimismo, se eligió un nuevo gobierno provisional con el Mayor General Manuel de Jesús Calvar, como Presidente, el Teniente Coronel Fernando Figueredo, como Secretario y dos vocales que fueron el Coronel Leonardo de Mármol y el Teniente Coronel Pablo Beola. Los cuatro eran hombres del 10 de Octubre.
Maceo que hasta ese momento era solo un jefe regional del Ejército Mambí, emergió en Baraguá como figura cimera de la Revolución y asumió la responsabilidad de continuarla, convirtiéndose así en portavoz del decoro de los cubanos y en símbolo de la valentía e intransigencia de nuestro pueblo frente al enemigo.
José Martí dijo: "Hay hombres, que llevan en si el decoro de muchos hombres. Esos son los que se revelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su libertad, es robarle a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres. Va un pueblo entero, va la dignidad humana". Antonio Maceo Grajales fue uno de esos hombres que con su protesta del 15 de marzo de 1878 en Mangos de Baraguá, legó a las pasadas, actuales y futuras generaciones la página más gloriosa de nuestra historia, que hoy recordamos 141 años después de ocurrida.
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