Santiago de Cuba, 15 mar.— Una página triste de la historia de Cuba, fue salvada en Baraguá, el 15 de marzo de 1878. La actitud de aquellos hombres reunidos bajo la sombra de unos Mangos, se inscribe entre los hechos más gloriosos de nuestra historia patria.
A la vuelta de 141 años, conviene volver a aquel momento, rememorarlo, no como mera crónica, si no en el actual contexto, cuando entre cantos de sirena, banalidades y la propaganda del consumismo, la inercia, se promueve la desmovilización, la apatía y hasta la indolencia, que tanto lastran nuestro proyecto social.
Se trata de hacer valer la hidalguía de los cubanos, de buscar en la historia, las razones para no claudicar, y no aceptar amenazas ni presiones, que no hay cabida para los que muestran conductas egoístas y que hay que romper cualquier intento de desinformar y tergiversar la realidad.
El Baraguá de hoy está en la actitud que asumamos en tiempos difíciles que requieren de inteligencia, comprensión y por sobre todo, unidad, esa que se forjó en un camino lleno de escollos, salvados con el machete mambí, el fusil guerrillero y en cada obra de la Revolución.
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