Por Armando Fernández Martí
El 4 de marzo de 1960 a las 8 y 12 minutos de la mañana, entraba en la bahía de La Habana, el buque francés La Coubre, que traía en sus bodegas dos, cuatro y cinco carga general y en la seis refrigerada, transportaba además, 625 cajas de granadas y dos mil de municiones compradas a Bélgica por la Revolución para su defensa.
Minutos después la nave atracaba en el muelle nombrado Pan American Docks. Corridos los trámites aduaneros necesarios y tomadas severas medidas de seguridad, a las once de la mañana se iniciaba la descarga en la que participaban cientos de personas, entre portuarios, marinos franceses y soldados especializados en la manipulación de este tipo de carga peligrosa.
Todo marchaba perfectamente, cuando a las 3 y 15 de la tarde se produjo una explosión en la bodega seis que levantó una densa columna de humo, estremeció toda la ciudad, y dislocó por el área del muelle los cuerpos destrozados de decenas de personas, otras resultaron heridas o mutiladas y parte de la nave hacha un amasijo de hierro se dispersó por la zona.
Tan pronto se produjo el estallido la solidaridad no se hizo esperar y cientos de personas acudieron hacia el área siniestrada para brindar socorro a los heridos y extraer los cadáveres o parte de los cuerpos encontrados, cuando a las tres y 45 de la tarde se produjo una terrible explosión, aún más terrible que la primera para hacer más dantesco el panorama.
En síntesis, así narraron testimoniantes los hechos de aquel 4 de marzo de MIL 960, en la bahía capitalina, que finalmente dejó un saldo de 101 muertos, y más de 400 heridos y mutilados aunque esas cifras pudieron ser mayores por la gran cantidad que se atendieron en los hospitales y no se reportaron como lesionados.
Las pruebas realizadas de inmediato por los investigadores demostraron que no hubo mala manipulación de la peligrosa carga, ni ocurrió ningún accidente que provocara el estallido. La Explosión de La Coubre fue, por tanto, obra de manos expertas al servicio de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, único interesado en que Cuba no recibiera esa carga para su defensa.
Sobre este hecho y pese a la acusación, ninguno de los gobiernos norteamericanos hasta el presente ha dicho nada del asunto, ni han sido desclasificados documentos al respecto no obstante los 55 años transcurridos. Y como se dice: quien calla otorga.
Trece días después del sabotaje terrorista de La Coubre, el 17 de marzo de 1960, el entonces Presidente norteamericano Dwight Eisenhower, aprobaba un plan de acciones encubiertas contra Cuba que convirtió el terrorismo contra la isla en política de Estado y daba a la CIA luz verde para realizar hechos como este.
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