Palma Soriano, Santiago de Cuba, 24 feb.— Toda la historia que encierra la fecha del 24 de febrero, es bien conocida por los cubanos. Desde niños, aprendemos a venerar a los que se fueron de nuevo a la manigua, en 1895, para hacer de Cuba, una nación independiente.
No por casualidad entonces, por más de un siglo, se ha escogido esta fecha para remarcar nuevos acontecimientos, como ha sido con la fundación de Radio Rebelde, la aprobación de una nueva Constitución en 1976, entre otros hechos.
No por casualidad también se escoge el 24 de febrero, para refrendar un nuevo texto constitucional, que define una etapa de cambios y a la vez de continuidad.
Que demos el Sí a la Constitución, este día de la patria, hace palpable la continuidad en el espíritu y la lealtad a los que dieron aquel grito de independencia o muerte.
El sí, no solo por el homenaje, sino como compromiso, porque asegura la soberanía, el derecho y la justicia, porque da al país la posibilidad de implementar nuevas leyes, de encausar los proyectos que den mayor estabilidad y progreso, porque esta ley primera, asegura el culto a la dignidad plena del hombre, como lo soñó Martí.
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