Por Claudia González Catalán
Santiago de Cuba, 1 ene.— Cada 31 de diciembre el Parque Céspedes, se hace pequeño ante la expectativa por los designios del nuevo año. No por tradicional es menos esperada la Fiesta a la Bandera, celebración única en el mundo, que congrega a miles de santiagueros en el corazón fundacional de la villa.
117 años cumple esta patriótica tradición, interrumpida únicamente entre 1958 y 1959, como preludio de la nueva época donde habría de ondear la enseña tricolor con certeza de su soberanía.
Las fotos del Santiago renacido sirvieron como telón de fondo para la gala de exaltación, inspirada en el aniversario 60 del triunfo revolucionario y toda la gesta comandada por Fidel. Hora y media antes de la media noche, solistas y agrupaciones del patio protagonizaron el espectáculo que acompaña la escalada por el antiguo edificio del Ayuntamiento.
El tambor llama a la danza del Ballet Folclórico Cutumba, para elogiar las raíces, que se nutren también de la trova tradicional, la Compañía Ballet Santiago, Vocal Vidas y el Septeto Moneda Nacional. “Manantial de Historia y Amor”, con dirección y diseño de Eliades Quesada y Tony Gómez.
Poco antes de la medianoche, desde el museo Emilio Bacardí, en honor al artífice de esta fiesta popular, una decena de santiagueros trajeron en andas el estandarte de 8 metros, como sucede desde 1901. Minutos después, el pueblo admiraba el saludo orgulloso de la bandera para el año que comienza.
Raúl Fornés Valenciano, Presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, deseó éxitos para la ciudad en el 2019 y convocó a hacer de este año el más grande de nuestra historia.
Asimismo, recordó los momentos trascendentales vividos en este sitio: la proclamación del triunfo de la Revolución Cubana y la entrega a la ciudad el título honorífico de Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo.
Frente al también llamado Balcón de Fidel, las principales autoridades de la provincia, celebraron junto al pueblo estos acontecimientos, festejo que continuó en la dársena del puerto.
Por tercera vez los santiagueros asistieron a un impresionante espectáculo de luces. Como espejo del cielo nocturno, la Bahía se iluminó con caprichosas formas pirotécnicas, diseñadas por una empresa canadiense, con el nombre de “Magia, luz y color”. Desde dos embarcaciones, las direcciones del Gobierno, Cultura y Comercio en la provincia, reeditaron esta celebración de fuegos artificiales para iluminar la primera noche de un año ya anunciado como venturoso en la ciudad pedestal de los héroes.
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