Por Claudia González Catalán
Santiago de Cuba, 13 ene.— Los derechos civiles, las regulaciones de ciudadanía, las formas de propiedad y las cuestiones económicas fueron algunos de los temas más debatidos en la consulta popular del proyecto constitucional, que ya inscribe un nuevo hito en la historia jurídica, política y social de Cuba.
La historia constitucional de Cuba se remota al año 1812, con el texto de Cádiz. En época tan temprana, algunos de sus 384 artículos resaltaban la importancia de la soberanía nacional frente el poder real y establecía por vez primera el derecho de la Isla a ser representada ante la colonia española.
Ocho textos jurídicos de potestad ibérica y otros cuatro proyectos separatistas que intentaban esbozar una organización política independiente en Cuba, se sucedieron hasta la firma del Tratado de París en 1898. Sin embargo la real historia del constitucionalismo cubano transcurrió en paralelo, al fragor de los campos de batalla.
Hace 150 años nuestra enseña nacional rige como emblema oficial de Cuba, enarbolada en el Camagüey, durante la Asamblea Constituyente de Guáimaro.
Pocos meses después del estallido en Demajagua, se reunía la alta oficialidad mambisa, para sentar las bases jurídicas del independentismo. Todos los habitantes de la República de Cuba en Armas, quedaban declarados enteramente libres por aquel texto radical y trascendente que instituía como Presidente a Carlos Manuel de Céspedes.
Esta era la primera Constitución que entraba en vigor dentro del propio territorio nacional. El 10 de abril de 1869 comenzó la discusión de sus 29 articulos consignados a fijar los órganos esenciales del Gobierno y descartar las diferencias políticas, creando un estado nacional único que organizara y dirigiera a los cubanos.
La segunda Ley de Leyes nació en Baraguá, al calor de la Protesta de 1878. El 23 de marzo fue redactada la Constitución de Baraguá, en el sitio de la Protesta. Sólo estuvo vigente dos meses y medio. Sin formalidades y en apenas 5 artículos resumió las funciones legislativas y ejecutivas. El Gobierno Provisional concentraba en cuatro individuos la triparticion de poderes y establecía la independencia como condición para la paz.
Le seguiría la Constitución de Jimaguayú, un texto redactado para el contexto bélico, por lo que otorgaba mayor autonomía al mando militar. Aprobado después de 27 años de lucha, en el sitio donde cayera el Mayor General Ignacio Agramonte, este texto superaba a sus antecedentes esbozando un gobierno republicano.
Dos años después, la Constitución de la Yaya reemplazaría aquel cuerpo legal por otro más detallado que, sin embargo, quebrantó la unidad de la cruzada mambisa. Esta fue la última de las Constituciones de la República de Cuba en Armas y se promulgó el 29 de octubre de 1897 frente a las tropas libertadoras. Fue también la Constitución más extensa y completa hasta ese momento.
En su cuerpo legal, compuesto por 38 artículos, regulaba los derechos civiles individuales y planteaba por primera vez los requisitos para ser un ciudadano cubano.
La ocupación estadounidense se aseguró en 1901 con una nueva Carta Magna, recordada fundamentalmente por su apéndice, la Enmienda Platt.
Estas ocho cláusulas contradecian las 115 que conformaban dicha Ley Fundamental. Cuba era un régimen republicano y representativo, contactado por el derecho de Estados Unidos a arrendar bases navales y carboneras en Cuba, negando el objetivo supremo de la soberanía nacional.
Solo en 1940 se aprobó otro texto constitucional, de carácter progresista que, varias veces reformado, estuvo vigente hasta 1976, cuando la primera Ley de Leyes de la Revolución en el poder, configuró la institucionalidad y el carácter socialista del nuevo Estado.
Esta legitimaba la igualdad entre hombres y mujeres, la gratuidad de la salud y la educación y el derecho al trabajo con una jornada y salario establecidos, principios ya refrendados en el texto progresista de 1940.
Con un 97.7% de aprobación, la primera Constitución socialista del hemisferio occidental, también se proclamó un 24 de febrero, luego de que su anteproyecto fuera sometido a discusión ante más de seis millones de personas.
En ella quedó plasmado todo el proceso de transformación del país desde el triunfo de la Revolución y mantuvo el legado martiano como principal fundamento ideológico.
El próximo 24 de febrero, toda Cuba está convocada a refrendar la octava Constitución del país, heredera de los preceptos seculares de soberanía y unidad, enarbolados desde Guáimaro.
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