Santiago de Cuba, 13 ene.— En la bodega de la comunidad donde resido fui testigo de las razones que expone el pueblo para participar activamente en el referéndum constitucional señalado para febrero próximo, sin dudas uno de los procesos más importantes del país para el primer trimestre del recién estrenado 2019.
Mirta una señora que supera los 70 años le comentaba a su vecina Milagros, la emoción de poder decidir junto a su familia los destinos de Cuba, mientras la otra se mostraba supuestamente escéptica y pesarosa a pesar de ser más joven.
Y que vas a ganar con votar en febrero por una Constitución que ya está hecha, claro responde la anciana, la hicimos nosotros mismos o no recuerdas las opiniones que dimos cuando fuimos convocados en el CDR y todo lo explicado en la Asamblea Nacional del Poder Popular por la dirección y los parlamentarios que la enriquecieron con sus opiniones.
Sí, pero es necesario que las cosas mejoren, pero no me digas que tu concepto de mejoría es tan pequeño riposto la mayor, eres bastante joven pero los que vivimos en la época de la barbarie si estamos claros que tener una Constitución es muy importante.
Y además de lo que ya sé por la historia y las cosas trascendentes qué más pasaba, pregunta la muchacha, pues bien responde la señora, sin leyes que beneficien al pueblo que somos, un rebaño a merced del pastor, eso es lo que somos, si no se contemplan los principios básicos para los ciudadanos que ocurre, cada cual hace lo que quiere.
Si no se defiende la labor de la mujer en la sociedad que seriamos, esclavas, si no se elimina la discriminación entre los hombres por su credo, preferencia sexual donde irían a parar sus derechos. Esas son mis razones, si quieres sumarte te espero y vamos juntas a las urnas.
Claro que voy, y yo también alegó la dependienta, echaron a reír y a andar en aquella charla infinita de complicidad y complacencia del que formó parte la comerciante que desde el inicio de la conversación en primera instancia recibió el guiño juguetón de la más joven.
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