Por Armando Fernández Martí
Santiago de Cuba, 22 oct.— Sobre las siete de la noche del 22 de octubre de 1962, el entonces Presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, puso en alerta a las fuerzas armadas de ese país y ordenó un bloqueo naval contra Cuba, dando así inicio a la Crisis de Octubre, la cual puso a la humanidad al borde del holocausto nuclear.
Horas antes de ese mismo día y previendo la inminencia de una agresión directa contra la isla, el Comandante en Jefe Fidel Castro había ordenado la alarma de combate, que puso a la nación en pie de guerra, movilizando a decenas de miles de hombres y mujeres que ocuparon sus puestos de combate, para repeler cualquier tipo de agresión.
El bloqueo naval a Cuba establecido por Estados Unidos que se inició 14 horas después, tenía el propósito de interceptar todos los buques que navegaban desde o hacia Cuba, para inspeccionar si los mismos trasladaban cohetes estratégicos o sus partes con destino a la isla.
Un acuerdo bilateral entre la Unión Soviética y Cuba permitió la instalación en varios puntos del territorio cubano de varias docenas de cohetes estratégicos nucleares, con lo cual se garantizaría que no se produjera una agresión militar norteamericana directa, algo que ya estaba en marcha tras la derrota mercenaria de abril de 1961 en Playa Girón.
Nunca como en estos días de la Crisis de Octubre la humanidad estuvo tan cerca de un conflicto termonuclear, nunca un pueblo entero estuvo tan cerca de ser barrido de la faz de la tierra, nunca un pueblo se portó de forma tan valiente, capaz de inmolarse para mantener vivos sus principios de libertad y soberanía de la Patria.
Po acuerdo bilateral de Estados Unidos y la Unión Soviética se puso fin a esta crisis con la retirada de los cohetes estratégicos de la isla, en una operación que se inició el 31 de octubre de ese año 1962. En dicho acuerdo el gobierno norteamericano se comprometía a no agredir militarmente a Cuba con el empleo de sus fuerzas armadas.
Cuba no estuvo de acuerdo con la decisión de la Unión Soviética de llevarse los cohetes nucleares de la isla. No obstante dejó bien claro al imperio yanqui, que ninguna fuerza por poderosa que sea podrá jamás vencer a nuestro pueblo que con gran altruismo brindó al mundo una lección de valentía, la cual otros pueblos han aprendido bien y tampoco se dejarán intimidar o chantajear como pretendió Estados Unidos hacerlo con Cuba hace 56 años durante la Crisis de Octubre.
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