Palma Soriano, Santiago de Cuba, 6 abr.— Las convicciones y la fidelidad a los ideales revolucionarios impulsan a los hombres a realizar acciones dignas de admirar.
Rafael Lafargue Triay se ha propuesto una tarea difícil para sus casi 70 años, nos comenta: “Salí en caminata desde el monumento que guarda los restos del Comandante Juan Almeida Bosque en III Frente para realizar el recorrido que le indicara Fidel para atacar el cuartel del Cobre y voy a llegar también al Cementerio Santa Ifigenia a rendir homenaje a mi Comandante. Lo hago porque considero a Almeida un ejemplo de lealtad a la patria y a sus dirigentes, también por los aniversarios de los II y III Frentes orientales, en saludo al 9no congreso de los Comités de Defensa de la Revolución”.
Nos continúa diciendo Lafargue: “que hace esta caminata con sus propios recursos porque considera que no está haciendo ningún sacrificio, porque ellos hicieron mucho más por nuestro país”
Rafael lleva consigo la bandera cubana que trajo de una misión en Angola y una mejicana que la trajo de un viaje que hiciera con Fidel. Él por 30 años formó parte de la seguridad personal del Comandante y vive orgulloso de esa cercanía, nos decía como Fidel saludaba a todos siempre con afecto, los llamaba a todos por su nombre, les preguntaba por la familia, era una persona muy sensible.
El caminante, como lo denominan quienes lo encuentran a su paso avanza convencido de que lo que hace dejará una huella, a su paso: “He encontrado mucha solidaridad de los campesinos y sus familias, que me han dado alimentos, me han guiado por los caminos y me han acompañado, esta pañoleta es de un pionero que quiso acompañarme para ir a ver a Fidel, y yo le dije que me diera su atributo como señal de que me estaría acompañando”.
Acciones como estas podrían parecer innecesarias, sin embargo nos demuestran el profundo sentimiento patriótico de nuestro pueblo.
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